lunes, noviembre 29, 2010

El atentado


Hace 100 años y 9 días estalló la revolución que expulsó del poder, que detentó como presidente de México, Porfirio Díaz durante más de tres décadas. Sobrevivió a, al menos, un atentado en su contra cuando estaba en la plenitud del poder. Su poder disponía de casi todo lo que sucedía en el ámbito de lo público en este país que nominalmente era una República, con tres poderes –ejecutivo, legislativo y judicial- en su gobierno, mismos que respondían a una sola voluntad, la del dictador.

Poco se sabía, por los ciudadanos de a pie, no así los expertos historiadores, de un atentado que pretendió quitar la vida a Porfirio Díaz en una noche de 15 de septiembre, la noche del grito. El cine ha hecho conocida la historia. Aunque había pocos cinéfilos en la sala.

La historia, ambientada en la época de hace cien años, nos muestra el país que era. Los atuendos de aquellos años hacían más solemnes a los hombres del poder, y, aún con mucha tela, muy sensuales a las mujeres de los hombres del poder.

El atentado es un relato de las intrigas palaciegas en el gabinete porfirista. Muestra las complicidades que hubo en la planeación y ejecución del atentado fallido, así como la serie de torpezas posteriores y que tenían el propósito del encubrimiento de sus autores. Finalmente el dictador huele la verdad y expulsa de su gabinete a su compadre exiliándolo con el alto grado de embajador. Más sabe el diablo por viejo que por diablo, dice el refrán popular.

Esta cinta es una manera de conocer algo de cómo fue la dictadura contra la que el pueblo se insurreccionó hace cien años y cómo se ejercía el poder desde dentro de esa dictadura. Algo de aprende viendo cine.



Título: El atentado
Director: Jorge Fons.



martes, noviembre 16, 2010

Yo no vengo a decir un discurso

Gabriel García Márquez apreciado por el público en el Gran Teatro de La Habana, 1 de enero de 2009, cincuentenario del triunfo de la Revolución Cubana.


Reflexiones expresadas ante un auditorio, ensayos breves, pensamientos en voz alta. Esto son el conjunto de intervenciones realizada en público por el escritor colombiano, latinoamericano y del mundo, Gabriel García Márquez, desde el inicio de su juventud a la plena madurez.

Están plasmadas en el texto sus opiniones con respecto a la lengua española y su ortografía, por ejemplo. Al paso de trece años ya fructifica con las reformas a la gramática que están en curso. Las preocupaciones sobre el desastre ecológico al devastar las selvas y los bosques y dañando con contaminantes los cuerpos de agua fueron expresadas hace varios lustros por el autor. Ahora, después de hacer poco o nada por la naturaleza, ya estamos viviendo las consecuencias.

Periodista de origen, defiende lo que llama el oficio. Analiza las enseñanzas de las universidades en lo que ya se llama ciencias de la comunicación. Reivindica a los periodistas que aprendieron su oficio como debe aprenderse, dice él, haciéndolo.

En un acto organizado para militares reflexiona sobre su distanciamiento de ellos. De lo que va platicando se deduce cómo fue creando una parte de su gran novela Cien años de soledad. O ¿será así de cierta la historia que le contó su abuelo? Tres mil trabajadores de las plantaciones bananeras en lucha asesinados y llevados en tren para arrojar sus cuerpos al mar.

Ante el reclamo de los europeos de que Latinoamérica no aportado nada al mundo, argumenta que es falso. Al menos se ha aportado la especie de dictadores sanguinarios que han ejercido el poder en varios países de la América continental y del Caribe. Algunos de ellos fueron inclusive caudillos liberales, recuerda. Define al Caribe no como una región limitada geográficamente, sino como una región unida por una cultura.

En su primera intervención en público, al despedir a la generación de bachilleres que le precedió advirtió que él no diría un discurso. Llamó a sus compañeros: Miembros de número de la Academia del Deber y ciudadanos de la inteligencia. Gabriel García Márquez ha cumplido, sigue cumpliendo su deber en la Academia, y su inteligencia lo hace uno de los ciudadanos más apreciables del mundo.


Título: Yo no vengo a decir un discurso
Autor: Gabriel García Márquez
Editorial: Mondadori
Edición: Primera, octubre de 2010.

domingo, octubre 24, 2010

Treinta - treinta




Treinta carteles sobre el Bicentenario de la Independencia -más bien sobre el bicentenario del incio de la prolongada Guerra de Indepnedencia que duró once años, ya que concluyó en 1821-. Y otros treinta por el Centenario de la Revolución -o del inicio de la revolución, que no tiene una clara fecha de conclusión: 1917 con la nueva Constitución, 1938 con la expropiación del petróleo o ¿cuándo?-.





Los sesenta carteles conmemorativos son una exposición al aire libre, sobre las rejas del Museo de Antropología de Xalapa. Son obras de artistas xalapeñ@s y de otras latitudes. La muestra es patrocinada por el Instituto de Artes Gráficas de la Universidad Veracruzana. Los carteles podrían ser de mayor tamaño para apreciarse desde la acera de enfrente, lugar hay.






El título de la exposición está inspirado en las carabinas que utilizaron los revolucionarios. Estas obras destacan el gran atraso de México y las traiciones a la Revolución. Son de alguna manera una réplica de esas carabinas que se empuñaron hace cien años. Como lo dice el cartel de Frida Ocampo, Celebrando con el despojo de sus conquistas: recursos energéticos, tierras, educación pública y derechos laborales.


martes, octubre 19, 2010

Los mil y un velorios

Crónica de la nota roja en México



En algún momento las secciones de los diarios se fueron identificando por colores, reales o solo así nombrados. La rosa es la sección de las notas que hacen reseñas de los eventos sociales, del glamur  y otras exquisiteces. La amarilla es la de las notas sensacionalistas que retratan a los actores sociales –políticos, sindicales y otros- cuando son descubiertos en actos de corrupción. Y la roja es la sección de las notas policiacas, algunos diarios para gente culta no cuentan con ésta, otros están especializados en un solo color. Carlos Monsiváis se ocupó de analizar el contenido de las notas rojas a lo largo del siglo XX. Este libro es una crónica y ensayo sobre lo publicado en las secciones de policía de los diarios y revistas editadas en México.

¿Cuál de todos los crímenes será el más horrendo? Aquel que cause asombro hasta que suceda otro que sea más sanguinario y sorprendente. Ésta quizá hubiera sido la respuesta de Monsi. Lamentablemente fallecido hace pocos meses.

Asaltantes. Asesinos. Extorsionadores. Ladrones. Rateros. Secuestradores. Individualmente o en bandas, todos esos personajes son los sujetos de la nota color de la sangre hasta hace algunos años. Los últimos en aparecer en escena, en la nota roja, son los narcotraficantes. Son lo más elaborado dentro de la criminalidad. De tal manera que el semanario Proceso, antes especializado en política, por ejemplo, se ha ocupado desde su portada de las actividades de esos grupos delincuenciales, contra los que el gobierno federal sostiene una guerra sin que se noten avances.

De lo escrito por Monsiváis es de destacar:
La expansión del narco no es causa ni consecuencia de la pérdida de valores, es el episodio más grave hasta hoy conocido de la criminalidad como capítulo del capitalismo salvaje. Sí allí está el negocio, dónde se localicen las víctimas es lo de menos.

Es tal la criminalidad y sus actividades diarias que ya algunos medios no se ocupan de los casos, en tanto otros ya solo publican la cantidad de asesinados en el día. Las fotografías ya no impresionan. Algunos grupos ya recurren a la Internet para publicar sus videos para que se sepa sobre sus crímenes sobre otros criminales.

Para asombro, la nota roja ya no asombra. Hasta que vuelva a suceder algo asombroso, por su cantidad e intensidad de rojo o quizá la ausencia de éste.

Título: Los mil y un velorios
Autor: Carlos Monsiváis
Editorial: Debate
Edición: Primera, julio de 2010.

miércoles, octubre 13, 2010

El Infierno



Ácidos. Ametralladoras. Balas. Bazucas. Cuchillos. Gasolina. Granadas. Machetes. Pistolas. Rifles. Tambos. Sierras. Por si o convertidas en armamento son los instrumentos de trabajo de los protagonistas de esta cinta que retrata los años recientes de México, en este tiempo de Bicentenario y Centenario. Aquellas guerras evocadas por los festejos oficiales fueron: la primera por la independencia y la segunda por la reivindicación social, la actual es la manifestación más cruenta del atraso económico y político en la convivencia entre los mexicanos. No se respeta el estado de derecho. Se impone la fuerza de las balas y para conseguirlas se necesita mucho dinero y para conseguir éste hay que comercializar un producto por el que se pagan muchos dólares: droga.

Para algunos paisanos del norte la migración a los EE UU ya no es la solución, la migra los detecta, los arresta y deporta. Regresan a la realidad presente. Ante la falta de otras oportunidades y poder hacer frente a las necesidades de la vida diaria se van incorporando a esas células del ejército que no se ve, pero se ven a sus víctimas retratadas en los periódicos. La televisión dejó de presentar en sus notas los cuerpos sin cabeza o las cabezas sin cuerpo o los cuerpos pendiendo debajo de un puente.

Este sexenio de gobierno ya lleva en sus registros más de 28 mil muertos y diariamente siguen matándose entre criminales. No hay estado de derecho en varias regiones. Las autoridades, locales y federal, son exhibidas de estar en contubernio con las bandas criminales. Sólo es cine dirán algunos. Es cine y se queda corto en su alcance de retratar la criminalidad. No están las bandas que producen y venden discos de música y video fuera de la ley y que están en todas las calles de México.

El ejército ya lleva cuatro años en las calles y carreteras de México y la cifra de muertos sigue creciendo. Esta estrategia del gobierno federal no está funcionando para disminuir la criminalidad. Monterrey, la otrora tranquila ciudad industrial, es testigo de bloqueos del tránsito por bandas criminales, de balaceras en las que han muerto estudiantes de la Universidad y del Tecnológico. Ya no se diga Chihuahua, la fronteriza Juárez y otras ciudades y pueblos. En la pantalla solo se ve la violencia que cabe en ella.

¿Y las rutas del dinero?
¿Y las rutas de las armas?

Esta cinta nos muestra de manera cruda la realidad de México actual.

Título: El infierno
Director: Luís Estrada