El 9 de enero de 1937 desembarcó del
petrolero noruego “Ruth” León Davidovich y su esposa Natalia Sedova en el
puerto de Tampico. A partir de ese día y hasta su muerte su vida quedó ligada
para siempre a México. Recibió a la pareja de exiliados rusos la pintora Frida
Kahlo, quien junto con su esposo el muralista Diego Rivera y otros distinguidos
mexicanos gestionaron ante el Presidente Lázaro Cárdenas del Río la aceptación
del revolucionario ruso como exiliado. Es parte de la historia que nos narra el
autor, Julio Glockner en este breve libro.
Perseguido por el autoritario régimen que
encabezó José Stalin en la extinta Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas
–URSS-, Trotsky llevaba varios años de exilio en otros países. A partir de su
llegada a México se estableció en Coyoacán, inicialmente en la casa de Frida
Kahlo y Diego Rivera –hoy museo, conocido como la Casa Azul- y luego, por
desavenencias con Diego, en su propia casa, esta última en Río Churubusco en el
mismo barrio. Tal casa adquirida con aportaciones de organizaciones que
apoyaron a Trotsky en su exilio, principalmente de Estados Unidos.
Vivió semioculto en ambas casas. Las
fuerzas de Stalin lo perseguían. En mayo de 1940 su casa fue objeto de un
asalto armado, encabezado por el muralista David Alfaro Siqueiros, con la
intención de asesinarlo, sin lograr su objetivo.
El revolucionario ruso sólo tenía relación
directa con su equipo de trabajo que residía en la misma casa que él. Poco
frecuentaba a otras personas y muy pocas lo visitaban. Una de esas personas que
lo llegaban a visitar en su casa fue la pintora Josefina Albisua, originaria de
Puebla. El autor de este libro narra cómo llegó a conocer la casa y luego a la
pintora. Ella autodidacta en el arte pictórico realizó por encargo que recibió
a través de su hermano un retrato de León Trotsky, sólo por referencias de
lecturas y fotografías de diarios y revistas. El primer retrato que hizo del
revolucionario –él de perfil con la cabellera blanca y al aire, como fondo
edificios de varias ciudades de Europa- no fue del agrado de quienes lo
encargaron e hizo otro que ella misma entregó a Davidovich. Iniciándose así una
amistad entre el revolucionario comunista, ateo y anticlerical y la pintora
católica devota. Dos visiones del mundo muy distintas.
Poco tiempo duró esa amistad que se cultivó
con visitas mutuas, a Puebla en la casa de ella y a Coyoacán en la casa de él.
León Davidovich –Trotsky- creador del
ejército rojo de la URSS y perseguido por sus ideas de la revolución permanente
fue asesinado en su casa de Coyoacán por el español Ramón Mercader, quien lo
atacó en su estudio con un piolet. Murió el 21 de agosto de 1940. En sus
exequias lo acompañó la pintora Albisua. Ella dejó caer algunas gotas de agua
bendita sobre el cuerpo inerte de él.
Ella en charlas con Julio Glockner
compartió sus recuerdos de Trotsky. Y Glockner los comparte con nosotros en
este libro que recuerda la memoria de uno de los revolucionarios que han
contribuido a cambiar el mundo.
Título: Un retrato para Trotsky
Autor: Julio Glockner
Editorial: Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla
Edición: Primera, octubre de 2011.