sábado, diciembre 15, 2012

Quería estar con cristiano...


La fundación de Antequera 1529 – 1531



¿Cómo se funda una ciudad que llega a ser en menos de cinco siglos Patrimonio Cultural de la Humanidad?

Los zapotecas utilizaban las entonces tierras fértiles del valle para la agricultura. Un día del siglo XVI llegaron al valle los conquistadores españoles. Había un pequeño puesto de control militar de los derrotados mexicas. Corrían las aguas, entonces transparentes, por el río que surca el valle. A la izquierda del río y al pie del ahora llamado cerro del Fortín decidieron erigir la ciudad. Fue trazada de manera reticular como ya había evolucionado la arquitectura española. La plaza central y a los cuatro frentes de ésta las casas de los poderes.

Y la villa erigida entonces fue gobernada a la usanza española. Esta villa se denominó Antequera y fue sede de la provincia de Guajaca. En la sede de la Nueva España se daba ya la disputa por el control del territorio entre Hernán Cortés y los enviados del Rey de España encabezados por el Virrey. En esa disputa fue nombrado el primer Alcalde Mayor –Gobernador- de Antequera con autoridad en toda la provincia de Guajaca. Tal nombramiento, los preparativos del viaje, el traslado, llegada, estancia y retiro del primer Alcalde Mayor de Antequera, Juan Peláez de Berrio, es el tema de este breve libro de Manuel Esparza, basado en los archivos de aquella época.

Dice el autor:
En estas tierras ya conquistadas se implantó el cohecho como práctica común, llegándose a cobrar homicidios y casos de canibalismo por tejones de oro. En medio del pillaje desenfrenado, una mujer india, Inesica, llegó a despertar en el gobernador sentimientos de ternura que nadie creería que fuera capaz de tenerlos. Cualquier comparación con la conducta de gobernantes posteriores, no es mera coincidencia.

Peláez de Berrio fue destituido. Se le hizo lo que entonces de denominaba juicio de residencia. Tal proceso inició en Antequera, continuó en la ciudad de México, entonces capital de la Nueva España y concluyó en Madrid, sede del Imperio Español, en aquellos años el más poderoso del orbe.

Los indios pusieron su trabajo materializado en el oro que entregaron al insaciable Peláez. Los que no cumplía sus disposiciones de entrega de oro pagaban con castigos corporales para someterlos y algunos con su propia vida. Algunos españoles también corrieron la misma suerte al tratar de enfrentar al temido Alcalde Mayor.

No se hace referencia en el texto de las edificaciones, salvo la casa que habitó el propio Peláez y  donde ejerció su poder. Su mandato fue muy breve para fortuna de los pobladores de la villa. Ellos con su trabajo tenaz  hicieron que ésta recibiera el título de ciudad y sus ciudadanos, a lo largo de más de cuatro siglos, la hicieron hermosa, de tal manera que desde hace un cuarto de siglo es Patrimonio Cultural de la Humanidad.

He andado desde mi primer paso esta ciudad. Se me hizo cotidiana su grandeza. Varias décadas deje de hacerlo por vivir en otras latitudes. Estos días en que he vuelto a andar por sus calles, plazas, jardines y entrado a algunas de sus casonas la voy descubriendo nuevamente. Y me llena el asombro al mirar sus rectas calles, sus templos, las fachadas de sus casonas, los interiores de algunas, las montañas que la rodean y el cielo intensamente azul que la cubre.


Título: Quería estar con cristiano...
Autor: Manuel Esparza
Editorial: Carteles Editores
Edición: Segunda, 2007

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