Vaya que te recuerdo
Como al principio,
sin dama de honor,
princesa solitaria.
Y yo Quijote empedernido,
sin molinos de viento
y Sancho Panza.
Mejor así,
los dos,
al natural.
Tú sin zapatillas de cristal,
ni rojas caperuzas,
ni enanos que hicieran la corte,
o el pelo arrastrando
de la torre
al piso del castillo.
Sin lanza ni armadura.
Mostrando
el
cobre
de
la triste
figura.
Así me ví,
mucho más Quijote
que
Ingenioso Hidalgo.
Vaya,
tan natural era mi amor.
Néctar de abeja.
Amarilla.
Guayaba.
Deliciosa.
Cien por ciento tú.
Dueña de mis sentidos.
Vaya que te recuerdo.
Cuando te miro,
vibran mis
tiernos años.
Y una guitarra imaginaria
realiza acordes fabulosos
atando
tu imagen
y
mis
recuerdos,
ignorando las formas fastidiosas,
que festivamente cruel,
pueda dar el espejo.
Claro que te recuerdo,
joya
de
mi
nostalgia,
luz
de
mi
vida.
Agradezco a mi primo Alejandro este breve pentapoemario, del que comparto aquí uno de sus bellos poemas, y el trío de rosas que me regaló.
Título: Por que si respirar ya es un milagro
Autor: Alejandro Rivera Cirilo
Edición del autor
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