domingo, junio 30, 2013

El proconsulado

Estatua de José Vasconcelos
donada por la ciudad de México a la ciudad de Oaxaca
en ocasión del centenario del natalicio del
ilustre educador oaxaqueño
27 de febrero, 1882 - 1982

La tercera década del siglo XX fue decisiva para el destino de la democracia y de la Revolución Mexicana que inició en 1910 con el llamado de Francisco I. Madero al sufragio efectivo y la no reelección. Su lucha por: la presidencia de México y el sufragio efectivo;  y su exilio es lo que nos comparte José Vasconcelos en este cuarto tomo de sus memorias.

El fin de un exilio previo impartiendo conferencias en universidades de EE UU y su lanzamiento como candidato, independiente del gobierno, a la presidencia de la República. Su llegada por la frontera de Nogales para iniciar una intensa campaña que lo vio convocar a los mexicanos a recuperar los ideales de la Revolución. Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Estado de México y su llegada a la capital seguido de miles de mexicanos.

Entre tanto la publicación de uno de sus libros: Estética. Escribiendo artículos para diversos diarios, entre ellos El Universal, al que renuncia por la entrega de éste al régimen callista, con Plutarco Elías Calles de vacaciones en Europa y en la presidencia Emilio Portes Gil, uno de sus peleles.

La continuación de su campaña por Puebla, Tlaxcala, el norte de Veracruz, Tamaulipas y Nuevo León. Su vuelta a la capital para prepararse para las elecciones. La persecución a sus seguidores en todo el país hasta llegar al asesinato de cientos de ellos. Uno de los casos que el autor más cita es el del estudiante Germán del Campo asesinado en la capital por órdenes de uno de los generales callistas: Joaquín Amaro.

Su salida de la capital y su refugio y luego prisión en Sinaloa. La consumación del fraude electoral que resultó como el bautizo del recién formado Partido Nacional Revolucionario -que luego se denominó Partido de la Revolución Mexicana y actualmente se denomina Partido Revolucionario Institucional-,  para arrebatarle el apoyo que los mexicanos le daban en pueblos y ciudades. La abierta intervención del embajador de EE UU y la subordinación régimen callista a éste. La negación de la democracia. La anulación del sufragio efectivo. Todo ello por una pandilla de generales que se apropiaron de la Revolución y se enriquecieron a costa del pueblo de México.

La difícil salida al exilio ante la imposibilidad de una insurrección armada que abanderara la defensa del derecho del pueblo mexicano a elegir libremente a su gobernante. La misma frontera de Nogales, pero en dirección al norte.

La salida de EE UU y su recorrido por Centro y Sudamérica. Su partida e Francia. El suicidio de su entrañable compañera Antonieta Rivas Mercado en París. La publicación desde ese exilo de su revista La Antorcha. Su cambio de residencia a España. Sus penurias económicas. Su orgullo en alto. Su perseverancia en seguir denunciando a un régimen que decía en sus discursos servir al pueblo y en la realidad se servía de él.

Finalmente su salida de España hacia Sudamérica. En el barco que lo lleva en esa travesía, en compañía de su hija, su yerno y su nieta, imagina que alguna vez su abuela vivió una travesía similar, aquella con destino a México.

Éste es un libro que hay que leer para entender el origen antidemocrático del partido que ha vuelto al poder presidencial el año pasado. En el ADN de esa organización política está el ultraje al sufragio. Aquellos, poderosos desde el gobierno mismo, son el ejemplo continuo de los que actualmente ejercen el poder. No será para siempre.


Título: El proconsulado
Autor: José Vasconcelos
Editorial: Botas
Edición: Tercera, 1946


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