Estatua de José Vasconcelos donada por la ciudad de México a la ciudad de Oaxaca en ocasión del centenario del natalicio del ilustre educador oaxaqueño 27 de febrero, 1882 - 1982 |
La tercera década del siglo XX fue decisiva
para el destino de la democracia y de la Revolución Mexicana que inició en 1910
con el llamado de Francisco I. Madero al sufragio efectivo y la no reelección.
Su lucha por: la presidencia de México y el sufragio efectivo; y su exilio es lo que nos comparte José
Vasconcelos en este cuarto tomo de sus memorias.
El fin de un exilio previo impartiendo
conferencias en universidades de EE UU y su lanzamiento como candidato,
independiente del gobierno, a la presidencia de la República. Su llegada por la
frontera de Nogales para iniciar una intensa campaña que lo vio convocar a los
mexicanos a recuperar los ideales de la Revolución. Sonora, Sinaloa, Nayarit,
Jalisco, Michoacán, Estado de México y su llegada a la capital seguido de miles
de mexicanos.
Entre tanto la publicación de uno de sus
libros: Estética. Escribiendo artículos para diversos diarios, entre ellos El
Universal, al que renuncia por la entrega de éste al régimen callista, con
Plutarco Elías Calles de vacaciones en Europa y en la presidencia Emilio Portes
Gil, uno de sus peleles.
La continuación de su campaña por Puebla,
Tlaxcala, el norte de Veracruz, Tamaulipas y Nuevo León. Su vuelta a la capital
para prepararse para las elecciones. La persecución a sus seguidores en todo el
país hasta llegar al asesinato de cientos de ellos. Uno de los casos que el
autor más cita es el del estudiante Germán del Campo asesinado en la capital
por órdenes de uno de los generales callistas: Joaquín Amaro.
Su salida de la capital y su refugio y
luego prisión en Sinaloa. La consumación del fraude electoral que resultó como
el bautizo del recién formado Partido Nacional Revolucionario -que luego se
denominó Partido de la Revolución Mexicana y actualmente se denomina Partido
Revolucionario Institucional-, para
arrebatarle el apoyo que los mexicanos le daban en pueblos y ciudades. La
abierta intervención del embajador de EE UU y la subordinación régimen callista
a éste. La negación de la democracia. La anulación del sufragio efectivo. Todo
ello por una pandilla de generales que se apropiaron de la Revolución y se
enriquecieron a costa del pueblo de México.
La difícil salida al exilio ante la
imposibilidad de una insurrección armada que abanderara la defensa del derecho
del pueblo mexicano a elegir libremente a su gobernante. La misma frontera de
Nogales, pero en dirección al norte.
La salida de EE UU y su recorrido por
Centro y Sudamérica. Su partida e Francia. El suicidio de su entrañable
compañera Antonieta Rivas Mercado en París. La publicación desde ese exilo de
su revista La Antorcha. Su cambio de residencia a España. Sus penurias
económicas. Su orgullo en alto. Su perseverancia en seguir denunciando a un
régimen que decía en sus discursos servir al pueblo y en la realidad se servía
de él.
Finalmente su salida de España hacia
Sudamérica. En el barco que lo lleva en esa travesía, en compañía de su hija,
su yerno y su nieta, imagina que alguna vez su abuela vivió una travesía
similar, aquella con destino a México.
Éste es un libro que hay que leer para
entender el origen antidemocrático del partido que ha vuelto al poder
presidencial el año pasado. En el ADN de esa organización política está el
ultraje al sufragio. Aquellos, poderosos desde el gobierno mismo, son el
ejemplo continuo de los que actualmente ejercen el poder. No será para siempre.
Título: El proconsulado
Autor: José Vasconcelos
Editorial: Botas
Edición: Tercera, 1946
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Además, de Antonieta Rivas Mercado:
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