sábado, diciembre 31, 2016

Visiones de la Ciudad Esmeralda

Modernidad, tradición y formación de la Oaxaca porfiriana



Descubrir parte del pasado de una ciudad, que desde hace más de tres décadas está incluida en el Patrimonio de la Humanidad, es el resultado del trabajo de búsqueda en archivos históricos del  investigador y profesor de la Universidad de Connecticut Mark Overmyer-Velázquez. Ésta nos es entregada en este libro que fue editado con motivo del Bicentenario del inicio de la Guerra de Independencia de México y del Centenario del inicio de la Revolución Mexicana.

La ciudad es verde. Sus fachadas, de templos, edificios de gobierno y casonas particulares se muestran de un verde jade después de la lluvia. Por ello esta ciudad es también llamada la Verde Antequera, así también se hace referencia a uno de los nombres que tuvo en la época de la Nueva España. Debe tener alguna razón el autor para identificarla con el color de la esmeralda.

Se hace referencia a las características de la ciudad al correr el tercer tercio del siglo XIX. De la llegada al poder ejecutivo federal del general Porfirio Díaz –hijo ilustre de esta ciudad- y su posterior conversión en un dictador –como otros de Latinoamérica-. La influencia del personaje en el desarrollo económico de la ciudad y de la región de los valles que la rodean. En aquellos años resurge la minería, con mayor impulso que en la época colonial. De ahí se nutre la ciudad. De ahí se obtienen los recursos para las nuevas edificaciones y para transformar las existentes.

El ferrocarril llega a la ciudad en 1892. Con este moderno medio de transporte –de pasajeros  y de carga- se da forma al impulso que la minería no tuvo antes. Los minerales extraídos fueron llevados a otras latitudes por ese medio. La ciudad recibió inmigrantes de EE UU, Canadá y algunos países de Europa. Ellos traían sus capitales con los que se reactivó intensivamente la industria extractiva. Descendientes de esos inmigrantes instalaron la primera planta de generación eléctrica para el alumbrado. Era esa la modernidad del momento. Además de poder viajar hacia el centro del país de manera segura y rápida.

Los inmigrantes y quienes los apoyaron con sus capitales o la alianza política se fue gestando la moderna clase dominante porfirista. El autor la identifica como la “vallistocracia”. De las montañas cercanas y del valle se extraen los metales que engrosan los capitales de esa aristocracia que controla el gobierno. También impone, por vía de reglamentos municipales, restricciones a las actividades que realizan las personas pobres, también limita las áreas de vivienda, creando barrios de distintos y contrastantes niveles.

Un caso en particular que destaca el autor es el control de los establecimientos donde se permitía el ejercicio de la prostitución y de las mujeres que ejercían ese llamado oficio más antiguo del mundo, estableciendo para ellas control médico. El libro incluye fotografías de esos instrumentos de control que se conservan en los archivos, así como las fichas de identificación de las personas con sus fotografías. ¿Qué pasaría después de la Revolución Mexicana con esos medios de control y registro? ¿Cómo serán ahora?

También se incluyen mapas de la ciudad de entonces. Se describe la construcción de edificios emblemáticos como el Teatro que ahora lleva el nombre del ilustre compositor Macedonio Alcalá. Cada casona tiene su historia. ¿Quién y cuándo la escribirá?

Éste es un libro para acercarse a la historia de hace un siglo y un poco más de la ciudad emblemática del Valle de Oaxaca.


Título: Visiones de la Ciudad Esmeralda
Autor: Mark Overmyer-Velázquez
Editorial: Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y Congreso del Estado de Oaxaca
Edición: Primera, 2010.


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