Peña Nieto: El candidato de Televisa
Aspirar al cargo público más importante de
una nación, sin duda, es muy trascedente para cualquier individuo que lo
intente. Va más allá de sus anhelos y ambiciones personales. Está sobre
cualquier interés personal de algún individuo el interés general y superior de
la nación. ¿Concurrirán con esa convicción quienes aspiran al cargo de
presidente mediante el sufragio de los ciudadanos? Está interrogante va
encontrando respuesta en el libro escrito por Jenaro Villamil, publicado en los
días previos a la elección presidencial de 1 de julio de 2012.
El breve texto aborda el caso de la
candidatura de Enrique Peña Nieto, formalmente postulado por la coalición
Compromiso por México, formada por las Partidos: Revolucionario Institucional y
Verde Ecologista de México. Eso formalmente, ya que en la práctica iniciada años
atrás el candidato lo es de la empresa Televisa y los poderes fácticos que
representa.
A manera de reportaje, el autor refiere la
situación prevaleciente en el Estado de México en el año 2005, cuando Peña
Nieto asume la gubernatura, sucediendo a su tío y padrino político en cuyo
gobierno colaboró en su primera mitad como responsable de las finanzas
estatales. Tiene una gran problema: liberarse la pésima imagen que dejó su
antecesor por haber llegado al gobierno con la publicidad de encarcelar a las
ratas y atribuírsele el saqueo de las arcas públicas.
El incipiente gobernador encuentra una
solución: El uso de los medios de comunicación y muy especialmente la
televisión. Así se inicia el lavado de rostro de la clase política del Estado
de México. Dinero de las arcas públicas para pagar información publicada en televisión
y radio, como también en medios impresos, para dar una imagen de pulcritud y
modernidad. Pura publicidad.
La empresa de televisión que a lo largo de
décadas ha sido aliada de los gobiernos presenta, por medio de intermediarios,
un plan extenso de promoción para la imagen del gobernador, incluyendo su
aparición frecuente en la pantalla de Televisa, comentarios en programas de
diversa índoles, como deportivos y de entretenimiento y publicaciones en
revistas de la farándula del mismo
consorcio. Todo ello pagado con recursos del erario público y cuya información
se reserva po nueve años.
Se traza un plan de mediano plazo. Limpieza
de la imagen heredada del tío padrino político y luego se va creando en el teleauditorio
la imagen de un gobierno eficaz, aderezado con tintes de telenovela, que para
ello hay experiencia. Cualquier acción de gobierno es buen pretexto para
mostrar al personaje en la pantalla y en las páginas de revistas. La acción de
gobierno es lo que menos importa, lo importante para ese proyecto es la imagen
repetidamente presentada, para hacerla cotidiana, casi familiar a los
televidentes y lectores de revistas producidas por Televisa.
Y llega el día de nombrar candidato de partido
del que se dijo soldado el segundo hombre fuerte de Televisa, llamado el Tigre,
Emilio Azcárraga Vidaurreta. Hay negociaciones en el partido y se impone la telecracia,
lo que piensen, opinen o propongan los militantes de ese partido no cuenta. Ya
está al candidato con un rating elevado
entre el teleauditorio.
No todo está bajo control. El candidato se
presenta en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara y no sabe cómo
responder a la pregunta ¿cuáles son los tres libros que le han marcado?
Balbuceos, citas incorrectas, el ridículo. Al ridículo del candidato sigue la
intervención en Twitter de su hija
llamando a los usuarios de esa red: pendejos y envidiosos de la prole. El
ridículo crece.
Inicia la campaña formal. El 11 de mayo el
candidato es cuestionado en la Universidad Iberoamericana por la represión en
Atenco en 2006. Responde como lo hiciera el tristemente célebre Gustavo Díaz
Ordaz en 1968. Es rechazado y abucheado por los universitarios. Teniendo como
fondo los gritos ¡fuera Peña, fuera Peña” sale de esa Universidad. Sus voceros
en lugar de atemperar los ánimos, acusan a los universitarios de acarreados y
porros. La respuesta la dan en un vídeo donde 131 alumnos de la Ibero se identifican y rechazan los
calificativos que lea han lanzado los dirigentes del PRI Y PVEM.
El libro, muy breve, muestra a un personaje
cuya imagen ha sido inventada y resaltada por la televisión y otros medios
impresos. Es alguien muy distante de la calidad para ser presidente de una
nación. Es un producto de la mercadotecnia. No tiene sustento. Bien lo expreso
Carlos Fuentes semanas antes de fallecer: “tiene el derecho a no leerme. Lo que
no tiene derecho es a ser Presidente de México a partir de la ignorancia”.
Hoy es domingo 29 de julio 2012. La elección se llevó a cabo el primer
día del mes. Hay miles de pruebas de que la elección no fue libre y autentica,
como lo establece la Constitución. Millones de mexicanos estamos convencidos de
que la elección no debe declarase válida. Resolverá la solicitud en tal sentido
el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. ¿Alcanzará a la
decisión del Tribunal la nociva influencia de la televisión y medios afines o resolverá
con justicia? Ya se verá
Título: Si yo fuera presidente
Autor: Jenaro Villamil
Editorial: Grijalbo – Proceso
Edición: Primera para #LaProle, junio de
2012
No hay comentarios.:
Publicar un comentario