Un viejo bolero y una pieza de jazz. La
frontera de por medio. La misma historia de amor. La primera parte prohibida
pero posible en secreto. La segunda posible y visible pero mal vista a los ojos
de los demás. Mónica Lavín nos lleva a la intimidad de una pareja aparentemente
imposible y luego a otra pareja súbita.
La vida cotidiana en un pueblo del norte de
México. La cosecha de la uva y la fiesta que la acompaña. Es lo que se ve a los
ojos de todos. Lo que no se ve es lo que ocurre con una intensidad que solo el
amor de una pareja que no puede serlo a la vista de los demás vive.
Montar a caballo es la única actividad que la
pareja que esconde sus amores hace a la vista de los demás. Los paseos en los
corceles los acercan bajo el radiante sol y les permiten ocultarse brevemente
entre las escasas arboledas en esa región semidesértica. Sus encuentros
intensos suceden en la obscuridad, escondidos entre la pastura de las bestias.
Viven así un amor salvaje.
Él se casa para aparentar una vida normal.
Ella sufre, pero acepa que es la única manera en que puedan seguir amándose, en
ese amor prohibido que los envuelve. Él muere de pronto. Todo cambia.
Del otro lado de la frontera ella se enamora
de un músico de jazz. Ella ve en el músico al ser amado que perdió para
siempre. Lo convence de que se marche con ella al sur de la frontera. Inician
una vida en matrimonio. Los demás, su familia y amistades, no lo aceptan. Se
ven aislados.
Ella vive una segunda edición de su amor
prohibido. El sol sigue intenso. Los campos de vid siguen dando su fruto.
Aparentemente la vida sigue igual.
La música, desde el título, acompaña esta
intensa narrativa. Un viejo bolero y una pieza de jazz. El amor busca como
realizarse. Y para el amor se requieren solo dos, con un bolero de fondo o una
pieza de jazz.
Título: Tonada de un viejo amor
Autora: Mónica Lavín
Editorial: Planeta – Conaculta
Edición: Primera en Narrativa Actual
Mexicana, marzo de 2001.
Un viejo amor de Alfonso Esparza Oteo
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