jueves, abril 30, 2015

Amarres perros

Una autobiografía



De pronto, el título de este libro sugiere el de la película Amores perros. Esto refleja la poco o excesiva búsqueda del título para hacerlo atractivo a los potenciales lectores de esta autobiografía de Jorge Castañeda Gutman. En ella nos narra sus recuerdos de infancia hasta sus años recientes, ya entrando en la senectud.

Hijo del diplomático del que es homónimo y de una inmigrante rusa judía. Es el autor un destacado miembro de la élite mexicana. Si bien su familia y él mismo no acumularon fortuna, su membresía en la élite no se duda. Niño educado en colegios privados de la ciudad de México, Nueva York y El Cairo. Lejos de la inmensa mayoría de pobres, que son la casi totalidad de los mexicanos.

Su adolescencia desenfadada de pronto se ve inmersa en las protestas estudiantiles de 1968. Su curiosidad quinceañera lo hizo intentar aproximarse a la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco –en las inmediaciones de donde trabajaba su padre-, sin lograrlo. Con su uniforme de edecán o algo similar de los Juegos Olímpicos volvió su sede y a su casa.

Joven universitario en Princeton y París. Economista. Historiador económico. Docto y polémico. Militante del Partido Comunista Francés en la época del eurocomunismo –ascenso de los partidos comunistas de Francia, Italia y España y otros países de Europa occidental-.

Joven llegado a México con su título de doctor. Militante del Partido Comunista Mexicano –PCM-. Allegado a la dirección de éste, intentó ser miembro de su Comité Central sin tener los años de militancia que los estatutos establecían. No lo logró. Participó en las discusiones y renovación de este partido al obtener su registro e iniciar su participación electoral. Escribo esta reseña y busco en mi pequeña hemeroteca y encuentro el ejemplar número 3 de la revista El Machete que editó el PCM –julio de 1980- que publicó un artículo del mismo autor con el título de La banda de los cuatro, refiriéndose a los bancos predominantes en el año 1980, Banamex, Bancomer, Serfín y Comermex -que fueron nacionalizados el 1 de septiembre de 1982 y luego privatizados-, destacando la posesión o participación de éstos en el capital de las grandes empresas mexicanas. Fue breve su paso por la izquierda partidaria. Él quería estar muy cerca del poder. Y lo logró.

Dice el autor que se dedicó a ayudar a su padre, entonces Secretario de Relaciones Exteriores del gobierno de José López Portillo. Describe sus andanzas y cercanía con los grupos guerrilleros de Centroamérica. Se atribuye una participación en apoyo a los sandinistas cuando derrotaron al dictador Anastacio Somoza Debayle y se hicieron del poder. Se refiere despectivamente a Managua, capital de Nicaragua donde pasó algunas semanas. Se atribuye una destacada participación en los diálogos de paz de El Salvador. Expone su acercamiento y distanciamiento con líderes cubanos. Es de su autoría una biografía de Ernesto Guevara de la Serna –El Ché- titulada La vida en rojo.

Maestro universitario en la UNAM y Nueva York. Prefiere la vida a lo gringo. Retirado ya de la Universidad Nacional por jubilación con una pensión que afirma es de 17 mil pesos. Sus mayores ingresos son por su catedra en EE UU. Escribe en los diarios El País de Madrid, La Opinión de Los Angeles, The New York Times y Reforma de la ciudad de México. A finales de la década de los 70s y principios de los 80s del sigo XX escribió en el semanario Proceso. Era yo uno de sus lectores asiduos.

Le gusta estar cerca de los poderosos y del poder mismo. En 1988 acudió a eventos de campaña de Carlos Salinas y de Cuauhtémoc Cárdenas. De esa elección dice haber preguntado a Cárdenas porque no buscar las copias de las actas de la elección presidencial, que según él se conservan en el Archivo General de la Nación, para saber el resultado real. Refiere que el ingeniero le contestó que ya no tendría sentido, que no hay recursos para ello. Establece una hipótesis sobre esa elección: Salinas ganó con un escaso margen, que los resultados fueron alterados para convertir la pequeña diferencia en los votos en una gran diferencia. Eso dice.

Para la elección presidencial de 1994 formó parte del llamado grupo San Ángel. De allí su amistad con Elba Ester Gordillo Morales –la encarcelada expresidente del sindicato magisterial-. No ocurrió el “choque de trenes” que él y otros integrantes de ese grupo supusieron.

En la elección del 2000 se convirtió en uno de los hombres de Vicente Fox. Lo apoyó como candidato en las relaciones con el exterior. Éste le correspondió nombrándolo Secretario de Relaciones Exteriores. Renunció al gobierno de Fox en enero de 2003.

En su búsqueda del poder quiso ser presidente. Por ello renunció al inicio de 2003 a la Cancillería. Entonces recorrió gran parte del territorio de su país, que ya conocía en estadísticas y mapas. Visitó gran parte dando conferencias y presentándose como potencial candidato a la presidencia. Para acompañar su precampaña, publicó su libro Somos muchos, exponiendo en éste notas autobiográficas y sus cuatro propuestas de gobierno, destacando la seguridad jurídica en las transacciones y la prioridad de la educación. A mediados de 2004 leí con mucho interés su libro recién publicado. Entonces estaba convencido que votaría por él para presidente de la República. Buscó ser candidato sin partido y le fue negado el registro. Ninguno de los partidos que fueron sus opciones –Nueva Alianza de Elba Ester Gordillo, Convergencia/Movimiento Ciudadano de Dante Delgado y el PAN de Fox que se inclinaba por Santiago Creel- lo hizo su candidato. No estuvo en la boleta electoral de 2006. No voté por él. Voté por Andrés Manuel López Obrador al convencerme de su intensa actividad como Jefe de Gobierno de la ciudad de México, ya que las circunstancias laborales me llevaron a trabajar y residir en esa ciudad la segunda mitad de 2004, 2005 y principios de 2006.

El autor se dedicó a la academia en la UNAM y Nueva York. Dice que Felipe Calderón Hinojosa le pidió apoyo para limpiar su pésima imagen en el exterior y él le ayudó. Y supuso que lo designaría para algún puesto en su gabinete, lo que no ocurrió.

Siguió en la academia. Elaboró junto con otros, especialmente Héctor Aguilar Camín, propuestas para mejorar el futuro de México. Se atribuye la coautoría de la reforma educativa que impulsó Enrique Peña Nieto y que no pueden implantar más allá de las reformas legales. La ley no hace la realidad. También supuso que sería nombrado parte del gabinete presidencial actual. No recibió nombramiento alguno.

Sigue en la academia. A fines del siglo XX publicó su libro La herencia, que no leí. No dice nada que no se supiera. Que el presidente en ejercicio designaba a su sucesor cubriendo el requisito de hacerlo candidato del Partido Revolucionario Institucional, lo que agrega son los detalles de tal sucesión.

Del anecdotario personal:
En algún día de la segunda mitad de 1999 fue Castañeda a presentar su libro a Xalapa. Acudí a la presentación. Uno de los asistentes lo criticó por tener apellido extranjero y él lo deletreó G U T M A N, no hubo más rispidez. Le pregunté, en el tenor de las designaciones de los candidatos a la presidencia, por los partidos, para el año 2000, sí cabría una cuarta candidatura. Dijo rápidamente que era la pregunta de los 64 mil votos, mientras pensaba su respuesta. Ésta fue refiriendo que era posible y que el cuarto candidato podría ser Jesús Silva Hersog, ya mencionado como tal por Carlos Fuentes en una conferencia en el Tecnológico de Monterrey pocas semanas antes. A la firma de los libros, no pasé con La herencia, le pedí que me firmara La vida en rojo, me dijo: tú eres del de la pregunta de los 64 mil votos. Mi voto es solo uno.

El primer día de este mes me encontré en la librería este texto. Volví a leer a este autor. Algo se aprende de la autobiografía de un niño bien que quiso ser presidente de México.


Título: Amarres perros
Autor: Jorge G. Castañeda
Editorial: Alfaguara
Edición: Primera, noviembre de 2014.

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