Memorias del dueño del yate Granma
Palabras en la presentación del libro de Antonio del Conde,
Paraninfo de la Universidad.
Antonio del Conde y Margarita Dalton |
La doctora Margarita Dalton nos ha
compartido algunas de sus vivencias en la gesta alfabetizadora que permitió que
todos los cubanos pudieran leer y escribir a sólo tres años del triunfo de la
Revolución.
Antonio del Conde –El Cuate- nos comparte
en su libro de Memorias la parte de
su existencia que vivió al lado o colaborando con Alejandro –Fidel- en México.
Un “niño bien” neoyorkino se reconoce
Antonio. Llegado a la ciudad de México a los siete años. Desde pequeño fue
aprendiendo a manejar y reparar armas. Las enseñanzas fueron de su padre.
Heredó de él la armería, con su apellido Del Conde, en la calle Revillagigedo
del centro de la ciudad de México. En esa armería, un día de julio de 1955
atendió a un potencial cliente que le preguntó por piezas para fusiles. De ahí
surgió la relación que se tornó en colaboración con el líder de la Revolución
que se estaba gestando en nuestro país.
Traslado de armas. Pruebas de éstas.
Fabricación de algunos fusiles. Enseñar a tirar. Salidas a otras pruebas en
campos. Los lugares: ranchos cercanos a la ciudad de México y la huasteca
veracruzana en las cercanías de Tuxpan. Allí, en el puerto, Del Conde había
comprado un barco de recreo. Él lo estaba reparando para su uso. Gustaba de la
pesca. Gusta de comer pescado. Fidel vio el barco y Del Conde tuvo que
apresurar la reparación. El yate Granma quedó listo y se preparó la partida.
Para organizarla también se compró una casa. Esa casa ahora alberga el Museo
Casa de la Amistad México – Cuba, en Santiago de la Peña. A esa casa fueron
concurriendo los expedicionarios. Abordaron el yate la noche del 25 de
noviembre de 1956. En la obscuridad partió la nave. Del Conde la siguió por
tierra. Manejó por la costa del Golfo de México hasta Progreso, Yucatán. El
yate con los expedicionarios abordo surcó el Caribe y llegó a Las Coloradas.
Tuvo un desembarcó fallido. Los pocos sobrevivientes pudieron incursionar en la
Sierra Maestra. Él volvió a la ciudad de México a atender su negocio y las
encomiendas de Alejandro.
Tuvo otras misiones y las cumplió a
cabalidad. Intentó junto con un ex ministro cubano y un grupo de
revolucionarios llegar a la isla. Iniciaron el viaje en un hidro-avión –Catalina- y tuvieron que acuatizar frente a
la península de Yucatán. Estando náufragos fueron rescatados por un pesquero
cubano y traídos a la costa mexicana.
Cuando ocurrió el triunfo de la Revolución
Cubana, el 1º de enero de 1959, El Cuate purgaba una condena en una cárcel
texana por haber sido descubierto trasladando armas, acusado de no haber pagado
el impuesto interestatal. Por gestiones de los líderes revolucionarios recién
victoriosos salió de prisión.
Conocí al autor, algún tiempo propietario
del Granma, en 2008. He podido
conversar con él. No es precisamente comunista, es católico. Fue excomulgado en
1956 por apoyar a los revolucionarios cubanos. Es abstemio. A los años que
tiene ahora, tantos como Fidel Castro, sigue muy activo. Viaja en un vocho –automóvil Volkswagen- desde la
ciudad de México a Tuxpan, él al volante. En la ciudad de México se desplaza en
motocicleta. Su vida da para una gran película. Para mí ha sido un honor
escuchar sus relatos de parte de la historia de una de las revoluciones que
marcaron un hito en el devenir de la humanidad.
¿Cómo entró el Granma a la historia?
Habíamos
comido en una palapa grande que estaba en la esquina, enfrente de la
presidencia. Yo me retiré para pagar al trabajador que estaba reparando el
barco. Me siguió. Vio el barco.
- Sí
usted me arregla ese barco, en ese barco me voy a Cuba.
-
Está muy dañado.
- Si
usted me arregla ese barco, en ese barco me voy a Cuba.
Se
jodió mi barco. Se fue a la Revolución.
Así narró la noche de 25 de noviembre de
2009, Antonio del Conde la decisión de Fidel Castro de utilizar el Granma para su expedición a Cuba, en
ocasión del 53avo aniversario de la partida del Granma de Santiago de la Peña, frente a Tuxpan, Veracruz.
El Granma sigue navegando es el lema de la conmemoración que cada año se hace en
Santiago de la Peña, en Tuxpan, el 25 de noviembre. Y es el nombre del
periódico del Partido Comunista de Cuba, así como de una de las provincias del
oriente de la Isla.
El yate Granma
ahora es resguardado de manera permanente en el Museo de la Revolución, en el
jardín posterior de lo que fue el palacio presidencial en La Habana Vieja.
Este libro es parte de la intensa vida de
Antonio del Conde. Que, en palabras del gran Gabriel García Márquez, vive para
contarla.
Título: Memorias del dueño del yate Granma
Autor: Antonio del Conde -El Cuate_
Editorial: Grupo de Amistad México-Cuba de la Cámara de Diputados.
Edición: Tercera, noviembre de 2013.
2 comentarios:
En la presentación del libro -Memorias del dueño del yate Granma-, la doctora Margarita Dalton hizo la primera intervención. Sus palabras fueron emocionadas. Evocó sus vivencias como alfabetizadora y luego estudiante en la Universidad de la Habana. También mostró su emoción por conocer a Antonio del Conde –El Cuate- y estar presentando con él su libro.
Al concluir la presentación y en tanto el autor firmaba ejemplares de su libro, la doctora Dalton me dijo que la cita que yo había leído –tomada del libro Diario de brigadista, Cuba 1961 de José Agustín -cuya reseña publiqué en este blog el 30 de noviembre de 2014- no correspondía a la realidad. Que efectivamente ella y él habían estado en Cuba como brigadistas alfabetizadores, pero que no tuvieron la reunión con Fidel Castro y los comandantes de la Revolución como la cita José Agustín. Por esto he eliminado del texto que publico en este blog la cita que leí al inicio de mi intervención en la presentación del libro de Antonio del Conde.
Muy buen texto. Gracias Eleonaí.
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