La novela de Ángeles Mastretta la leí en su primera edición, en 1985. En 2005 se publicó una edición conmemorativa de sus primeros 20 años. Una edición de lujo, pasta dura y bella portada. La primera edición, de Cal y Arena, tenía una grabado del Chango García Cabral, oriundo de Huatusco, una pareja bailando tango y los músicos ejecutando. Me gustó. Disfruté su lectura.Una tarde fría de fines del siglo pasado. En Teziutlán, la tierra del general Maximino Avila Camacho -hermano de Manuel, también general y quien fue presidente y sucesor del General Lázaro Cárdenas del Río- todas las tardes son frías, estábamos, después de la merienda, saboreando unos tequilas, llegó un solitario guitarrista, mayor él, le pregunté sí se sabía Arrancame la vida, si, y empezó la interpretación. Lo hizo las tantas veces que se lo pedí.
Hoy volví al cine. Fuí a ver la película basada en la novela de Mastretta. En el cine sólo se ve lo que la pantalla limita. Eso ví. La interpretación del director.
Como quiera que sea, es una ilustración de la vida política del México posrevolucionario. Una parte de la vida del hermano incomodo de los años cuarenta. Me pregunto ¿cuántos de quienes vieron la película la relacionan con la realidad de esa pequeña parte de la historia mexicana? y ¿cuánt@s xalapeñ@s la perciben como una historia muy cercana?
El tango de Agustín Lara me sigue gustando. Y aquí está, interpretado por Eugenia León, quien en la película lo canta interpretando a Toñita ¿Toña La Negra?

