martes, diciembre 31, 2013

Índice 2013



Las lecturas de 2013:

Narrativa


Biografía y autobiografía


Fotografía


Historia


Política



Poesía


Personajes


Bibliotecas, ferias y exposiciones


Numeralia
  • Sólo 22 libros leídos en el año


Lecturas anteriores

viernes, diciembre 27, 2013

Cantos del alma



México y Uruguay, han sido y serán la razón de mi existencia, y a ellos he dedicado y dedicaré mi vida, alternando desde hoy mí tiempo en cada país, en esta tercera y última etapa. Uruguay me vio nacer y me dio la educación. México me recibió cuando lo necesité en 1982, y me permitió desarrollar una vida profesional y empresarial en el ámbito editorial (difundí el libro por treinta años). Ésta es parte de la dedicatoria que de su libro de memorias hace Roberto Rodríguez, uruguayo -él pronuncia uruguallo- de nacimiento y mexicano por decisión. Y un gran amigo.

Cantos del alma surge de lo más profundo del ser de Roberto. Son un conjunto de poemas y relatos autobiográficos.

La breve narración de su infancia en el campo heredado de los charrúas incluye sus andanzas por los arroyos y semiselva. La caza y la pesca, como en el origen del sedentarismo de la raza humana, son actividades que el autor realiza en sus primeros años. Algunos peces y aves son sus trofeos, mismos que él lleva a casa y que “vende” a su padre. Así va aprendiendo la gestión empresarial que desarrollará a plenitud en su madurez que alcanza en el exilio mexicano. Luego sus andanzas en la urbe que es Montevideo. Su inscripción en la Universidad en condiciones precarias. Realiza múltiples trabajos para obtener dinero y pagar sus gastos de alimentación y transporte o disfrutar de una bebida en alguna cafetería estudiantil.

Su Universidad fue tomada por el ejército. Su pequeño país es sometido como lo fueron todos los países de América del Sur en la octava década del siglo XX. Decide que tiene que partir y escoge México para su exilio. Aborda un avión llevando a su esposa y a su primera hija. En su bolsillo hay algunos pocos dólares con los que sobrevivirá los primeros días en la inmensa ciudad de México, capital de la que será su nueva patria. Trabaja y trabaja y sólo obtiene recursos para su sobrevivencia junto con su familia. Decide fundar una empresa. Distribuye libros, primero solo y luego contrata a algunos vendedores, a quienes entrena bajo la sombra de un parque en la inmensa metrópoli. Renta un local y establece su oficina. Funda su editorial. Los libros serán el medio para su desarrollo empresarial en esta gran etapa de su vida.

Libros, paquetes de libros, enciclopedias, son sus productos. Edita e importa de América del Sur. Sus clientes están diseminados en oficinas de diversa índole en la inmensa capital mexicana. El negocio va decayendo con el avance de la Internet. Cierra la editorial y sigue distribuyendo libros en menor escala.

Se muda a Xalapa al inicio de esta década. Un atardecer gris nos conocemos. Él lo recuerda bien y así lo consigna en la dedicatoria de su libro. Al grupo en que estamos reunidos y al que él llega a integrarse, nos presenta una fotografía con la imagen de José Mujica –Presidente de Uruguay- y dice: es Pepe. Así de esa manera tan familiar se refiere al hombre que encabeza la actual transformación de la República Oriental del Uruguay y que ha hecho que a ese se le denomine el país del año.

Charlamos muchas veces de distintos temas. Una tarde sabatina partimos en parejas a su casa de Villa Rica. Allí seguimos la conversación. Después de contemplar el amanecer, seguimos la charla caminando por la playa. Arena, mar y charla son los ingredientes de esa larga mañana dominical. Él prepara la fogata y luego el asado. Seguimos la charla aderezada con el asado y algunas copas de vino. Y así recibimos la tarde. La charla sigue y partimos, seguimos charlando en el trayecto de regreso a casa. En cada ocasión que nos vemos charlamos. Las últimas charlas han sido muy breves y las hemos tenido por teléfono. Seguramente la próxima vez que nos veamos seguiremos es charla que no acabamos.

Agradezco a Roberto su libro y dedicatoria. Ya podremos charlar sobre lo que ahí platica y de otros temas.


Título: Cantos del alma
Autor: Roberto N. Rodríguez
Edición del autor
Edición: Primera, septiembre de 2013.




Un amanecer dominical en Villa Rica

viernes, diciembre 06, 2013

Heliodoro Rivera Santiago

Notas autobiográficas del abuelo




En ocasión de cumplir 90 años, 
mi papá compartió estas notas de su vida en el festejo en su honor el 6 de julio.
Hoy las comparto aquí en su memoria.
Falleció al anochecer del marte 3 de diciembre.
Y ayer, al ponerse el Sol,
lo acompañamos a su morada permanente,
rodeado de bosque quedó descansando.


Nací el 3 de julio del año de 1923 en el rancho  llamado Rio de Arado del barrio de La Rosa del municipio de San Jerónimo Sosola, Etla , Oax.,  mis padres fueron: Octaviano Rivera López y Laura Santiago Soriano, ambos de raza mixteca. Fui el segundo en la serie de nueve hermanos de los cuales viven cinco, porque los otros cuatro ya se fueron. La casa donde nací y crecí era de techo de palma de 4 aguas y cerco de madera parada y estaba ubicada a 40 metros de la margen del riachuelo y allí viví hasta los 18 años.

El señor Octaviano fue a trabajar de maestro de escuela al barrio de Los Troncos, Sosola. Para allá se trasladó toda la familia. Allí fui a la escuela, eso fue en el año de 1928. En el 29 se pasó a la cabecera municipal de San Jerónimo Sosola, pero como el  presidente municipal (Aristeo Gómez) no le pagó unos meses de sueldo, el Sr. Octaviano se retiró de ese trabajo y se regresó al rancho del Rio de Arado con toda la familia para seguir trabajando la tierra. Como las tierras de cultivo  ya están  empobrecidas, producen poco maíz, que solo alcanzaban para 2 o 3 meses del año. Para completar las necesidades de la familia y poder comprar el maíz que se necesitaba para el consumo durante los meses que la cosecha no alcanzaba, los hombres aprovechaban la  madera, labrando vigas y durmientes o quemaban carbón, y las mujeres tejían petates y tenates de palma. Ahora, las personas que por allá viven, tejen tenates y petates de fibra de plástico que venden en la ciudad de Oaxaca y así completan su ingreso para comprar el maíz, frijol, azúcar, sal, fruta y verduras para su alimentación.

El señor Octaviano labraba durmientes que llevaba a vender a El Parían, donde la empresa contratista, que era de los señores Muro, pagaba con 30 centavos en efectivo y otros 30 centavos en mercancía por cada pieza.

Como todos los productos y cosas tuvieron un precio ínfimo en 1931, la familia Rivera Santiago compró una partidita de chivos a 70 y 80 centavos, porque esos animalitos eran necesarios para  abonar la tierra empobrecida.

Hablando de mí, volví a la escuela de San Jerónimo Sosola en 1934 y 35 cursando el segundo grado, en el 36 no fui a la escuela, porque el Sr. Octaviano fue Presidente Municipal de San Jerónimo Sosola y yo tenía que cuidar los anímales y hacer los trabajos necesarios en el hogar.

Volví a la escuela en 1937 a repetir el 2o grado y finalizado el año escolar seguí en el rancho con los trabajos de rutina.

El tiempo siguió su marcha y en marzo de 1941 viajé para trabajar en la finca cafetalera de Flor Batavia, perteneciente al Municipio de San Andrés Teotilálpam del Distrito de Cuicatlán, y allá llegó la noticia de que había comenzado el trabajo de construcción de la carretera panamericana. En el mes de agosto del mismo año de 1941, regresé de Flor Batavia para incorporarme al trabajo en la carretera de donde me retiré en marzo de 1944. En mayo de ese mismo año me dí de alta en el Ejercito Mexicano de donde me retiré en el mes de julio de 1950.

En el mismo mes de julio me inscribí en la Escuela Presidente Alemán de la ciudad de Oaxaca para cursar el quinto grado de primaria; el sexto grado lo realicé en el Centro Escolar Morelos en 1951.

En 1952 participé en el concurso de inscripción para ingresar a la Escuela Técnica Industrial No. 14 –ahora Escuela Secundaria Técnica No- 1-. En el concurso obtuve la maravillosa calificación de 9.20; la 14 era internado, condición que me ayudó maravillosamente.

El 6 de enero de 1955 contraje matrimonio con la joven Catalina Hernández López, luego trabajé de peón de albañil de 3ª y al final del año ya era albañil de 2ª.

En  1956 estuve pendiente en la Dirección de Educación y  el 6 de marzo recibí una orden de comisión para prestar mi servicio como Maestro en la Escuela Primaria establecida en la comunidad de El Tejocote del municipio de San Juan Mixtepec, Distrito de Tlaxiaco. La escuela correspondía a un profesor titulado -artículo 123- y como yo no tenía título, en el comienzo de 1957 me pasaron a maestro federalizado y así pasé 4 años. Mientras, estudié los tres grados de la carrera magisterial en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio y presenté el Examen Recepcional el 31 de diciembre de 1960. En ese mismo año me transfirieron a una plaza federal y en 1974, cuando más lo necesitaba, me concedieran una doble plaza y con este ingreso fue posible que todos mis hijos estudiaran y yo también aproveche todos los cursos que vinieron: Curso de Mejoramiento, de Directores y la Licenciatura en donde me quede de pasante porque no logré elaborar la tesis que elegí.

Y el tiempo transcurrió sin tropiezos y en noviembre  de 1986 al cumplir los 30 años de servicio  solicite mi retiro del activo, lo cual fue aprobado para el 15 de enero de 1987.

Pero en mi reflexión de que todos comemos, ricos y pobres, sabios e ignorantes, bonitos y feos, chicos y grandes y de que no hay ninguno sobre la tierra que haga un grano de maíz, trigo, arroz, frijol, calabaza, etcétera, me impulsó a cultivar la tierra aprovechando los elementos: agua, aire , sol y  también las piedras.

Es todo. GRACIAS.

sábado, noviembre 30, 2013

Juárez

La rebelión interminable



Los héroes antes de serlo son hombres. Es el caso de Benito Juárez. Así lo retrata en esta biografía Pedro Salmerón. Afirma que no es el impasible cuyo rostro ha sido petrificado en tantas y tantas plazas y tampoco es el ser anticlerical que describen los fanáticos religiosos. Es un hombre que actuó conforme a sus principios y en su circunstancia. El resultado de su acción, su obra, es la consolidación del estado mexicano como una república liberal. Ese es su mérito y no sólo de él, de todos los que lucharon con él contra todas las adversidades.

El niño pastor de ovejas en la serranía del pueblo de Guelatáo al partir de su lugar de origen, parte de una forma de entender y ser en el mundo. Al llegar a la ciudad de Oaxaca se introduce a un mundo que le había sido distinto. El estudio al que se dedica con especial ahínco lo va transformando. Pasa por el seminario y migra de éste al Instituto fundado por los liberales. Aprende y después enseña. El niño serrano dejó de serlo a la vez que se transformaba en el abogado intachable. Aprende la ley y con ella se rige. Y así rige el país cuando llega al gobierno.

Las circunstancias lo llevan fuera de Oaxaca. Llega a la capital de un país con un territorio inmenso. Tiene que salir al exilio. En el exilio tiene mucho acercamiento con otros liberales, se hace con ellos, se nutre de ellos. Y del exilio regresa para unirse a la lucha. Regresa con modestia, esa modestia que sorprende.

Llega a la presidencia de la república por vía de serlo de la suprema corte de justicia. Vive desde el poder presidencial la invasión extranjera. Guía la negociación y obtiene victorias parciales. Y llega el momento de enfrentar la guerra de intervención. Al frente de la república personifica a ésta. Y va con su equipo de trabajo en su carruaje desde la capital hasta la frontera. Y allí resiste. Resiste la disidencia y traición de sus propios compañeros. Junto con los leales sale victorioso. Regresa a la capital. Al que pretendía ser emperador le aplica la ley.

Es legado de él y del grupo de liberales que encabezó el conjunto de leyes que son conocidas como la Reforma. Se consolida la república separada de la iglesia y somete al clero a la ley. Se crean entonces instituciones que siguen vigentes y son vitales en la actualidad como el registro civil o la libertad religiosa.

Hay muchas estatuas, bustos, esculturas, de todos tamaños en todos los rumbos de México. Algunos monumentos están erigidos en su memoria en otras ciudades del mundo. Uno de ellos me sorprendió por el texto de su placa: Al gran héroe de América, presidente de México: Benito Juárez, la comunidad mexicana en Illinois, ésta ubicada en plaza de las Américas en la Michigan Avenue de Chicago.

El mejor homenaje que podemos hacer a Juárez y los liberales que lo acompañaron es conocer su obra y hacerla vigente en la vida diaria como la laicidad del Estado. El bronce, la piedra no necesariamente transmiten lo que fue su gran obra republicana al inicio de la segunda mitad del siglo XIX.

Juárez es omnipresente en mi vida: Nací en una ciudad que honra su apellido. En la segunda y tercera ciudades que viví, lo hice en calles que llevan su nombre. En la tercera ciudad en que residí, el fraccionamiento en que habité lleva por nombre Reforma, la que encabezó Juárez. Y ahora mismo escribo estas líneas en la Delegación que lleva su nombre en la capital de la República y veo la portada del libro que hace varias semanas terminé de leer con el retrato que hizo de él el pintor Francisco Toledo.


Título: Juárez, la rebelión interminable
Autor: Pedro Salmerón
Editorial: Planeta
Edición: Primera, tercera reimpresión, octubre de 2012.

martes, octubre 29, 2013

La rosa blanca




Una historia real o supuesta, o parte y parte, que transcurre en la región huasteca de Veracruz, donde se enfrentan dos modos de entender qué es la tierra: la que provee de todo y por lo tanto no se puede vender; y la que la utiliza como fuente se explotación del subsuelo para extraer petróleo. Una cosmovisión ancestral que cultiva y una visión moderna que arrasa. Esta es la novela del petróleo que escribió el narrador alemán B. Traven.

El autor se refiere a la República sin mencionar que se refiere a la mexicana. Describe la forma de operar de las compañías petroleras inglesas y norteamericanas en las primeras décadas del siglo XX. En particular se refiere a una de ellas, la Condor Oil Company. Y a una comunidad de indígenas que habitan una extensión de tierra muy aptas para el cultivo y la crianza de ganado. El autor la llama hacienda -Rosa Blanca-, aunque distinta de las que prevalecieron hasta lo que en México se conoce como porfirismo.

En una serie de diálogos entre un representante de la compañía petrolera y el dueño de la hacienda, el autor va marcando los contrastes del pensamiento de las culturas que ambos personajes representan. Por un lado el interés de la explotación del petróleo del subsuelo para generar riqueza económica a los dueños de la compañía petrolera. Por el otro la perseverancia de los dueños, herederos de esas tierras de generación en generación, en preservarlas para las siguientes generaciones y utilizar para el cultivo de semillas y frutos para su alimentación y la crianza de animales para su apoyo en el trabajo y también para su comida.

No hay transacción posible entre las dos visiones sobre la tierra. Quien representa a los que la posen no cede a las tentaciones del dinero, aún del mismo oro. No venden. Fracasa un emisario de los capitalistas y fracasa otro. La tierra no la pueden comprar.

Del otro lado de la frontera, al norte, sucede la vida de manera distinta. El autor hace emblemática la forma de acumular riqueza por medio de la especulación. El instrumento para ello es la bolsa de valores, cuyas transacciones son cual casino de juegos. Describe en varios capítulos de manera pormenorizada la simulación de condiciones del mercado para crear crisis. Manipulación de huelgas. Ascenso y descenso del costo de materias primas básicas para la industria. Simulación de escases mediante el acaparamiento para crear el caos. Beneficios millonarios al aprovechar la elevación de precios después de la escases simulada. La esencia del capitalismo especulativo. Y la ganancia súbita y desproporcionada.

La vida en el capitalismo especulativo va borrando rasgos de humanidad en los hombres que la protagonizan. Para ellos lo primordial y único es el negocio, las máximas utilidades en el menor plazo. Y para lograrlo no importa el camino, la ganancia lo justifica.

Esa avaricia sin límite llega al crimen. El dueño de la hacienda de la Huasteca es llevado con promesas falsas al terreno de los capitalistas. Se le asesina sin piedad. Se suplanta su nombre y voluntad. Se formulan documentos que simulan la venta y compra de la hacienda. Se hacen tantos y cuantos protocolos con los documentos, incluidos los necesarios en la capital veracruzana.

El gobernador del estado y el cónsul mexicano sospechan de una trampa en las operaciones. No tiene pruebas, solo indicios. Por otra parte el diputado y despachos de abogados operan a favor de la compañía petrolera. Ésta ocupa las tierras. Los dueños legítimos son desalojados. Y se inicia la extracción del petróleo del subsuelo. Miles y miles de barriles fluyen y luego son trasladados en barcos a sus destinos de uso.

La vida de los antiguos labriegos se va transformando. El espejismo del dinero inmediato los deslumbra. El capitalismo se va imponiendo. La tierra, la naturaleza, se van destruyendo. Luego serán paramos infértiles.

Una novela que retrata una época de México. La época de la explotación del subsuelo y la generación de miseria entre los dueños originales de la tierra. Un acercamiento a dos formas contrastantes de visión y uso de la tierra. Un libro para entender qué ocurrió y cómo fue México hace menos de un siglo.


Título original: Die weisse rose
Título: La rosa blanca
Autor: B. Traven
Traductora del inglés: Esperanza López Mateos
Editorial: Compañía General de Ediciones
Edición: Cuarta, enero de 1967.


lunes, octubre 14, 2013

Hijos del Águila



La margen izquierda del caudaloso río Coatzacoalcos, que va serpenteando entre llanura y pantanos es el escenario de este relato que describe cómo se forjó en esa región, que pasó de pesquera, agrícola y ganadera a emporio de la industria petrolera, la organización sindical de los trabajadores del petróleo, empleados de la compañía El Águila. En cinco capítulos que van de 1936 a 1938 Gerardo de la Torre nos narra las vivencias de algunos obreros, además de sus relaciones familiares en medio del inmenso calor tropical.

La instalación de la refinería de petróleo transformó el paisaje, el ambiente y las relaciones socioeconómicas en Minatitlán –sur de Veracruz y parte del Istmo de Tehuantepec-. Se fue forjando una nueva clase social, distinta de los pescadores y campesinos, así como de la pequeña burguesía de comerciantes y poseedores de ranchos ganaderos. Esta nueva clase la fueron integrando los obreros del petróleo –mecánicos, paileros, soldadores, electricistas, y de otras especialidades-, todos ellos empleados de El Águila, una de las compañías que explotaban el petróleo que extraían del subsuelo en esa región –Agua Dulce, Las Choapas, Cuichapa-.

El lugar de reunión de esta nueva clase social eran las fondas y cantinas, algunas de ellas equipadas con alguna mesa de billar. Ahí se contaban sus confidencias, algunas intimas y también ahí se discutía el futuro de las relaciones entre la gran empresa petrolera y ellos, sus trabajadores. Es así como se va forjando la camaradería que va cohesionando la incipiente organización sindical.


Una primera prueba de la naciente organización sindical, ya unida nacionalmente con los trabajadores de otras regiones, principalmente de la Huasteca, fue el paro de labores de 1936. Una prueba de que el naciente sindicato nacional tenía fuerza y por lo tanto la representatividad de los trabajadores. Esa primera demostración obligó a las empresas petroleras a negociar condiciones de trabajo y remuneración para todos los trabajadores petroleros del país. Después de esa primera demostración de poder obrero viene un receso que a muchos les pareció claudicación. La vida seguía. Y para pasar la vida había que compartirla en las conversaciones en la cantina, saboreando cervezas.

Se sucede el arbitraje del gobierno federal cuyo dictamen no aceptan las empresas petroleras. Viene el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que tampoco aceptan. Tratan de chantajear al gobierno. El Presidente General Lázaro Cárdenas decide y anuncia la expropiación. El Estado Mexicano asume el control directo de la industria petrolera y recupera la soberanía que era pisoteada por las compañías extranjeras. Se marca un hito en la historia nacional.

La vida de los obreros sigue. Su nuevo patrón es el Estado Mexicano. Y la industria petrolera es de todos los mexicanos.



Título: Los hijos del Águila
Autor: Gerardo de la Torre
Editorial: El Juglar Editores

Edición: Primera, octubre de 1989.

jueves, octubre 10, 2013

El don de la vida

Alumbramiento en el jardín del centro de salud de Jalapa de Díaz, Oaxaca


La frontera, el límite de la vida, el fin de la vida, los recuerdos de la vida y más constituyen la narrativa de Fernando Vallejo en esta novela. Como se pasa la vida en los últimos años, meses y días, en Medellín, después de los múltiples cambios que ha tenido esta ciudad colombiana.

El dialogo de un viejo platicándole a otro –en una banca de un parque- sus recuerdos de lo vivido. Y lo vivido es singular, ya que esa vida ha sido distinta de la regularidad. Un senecto recordando sus conquistas de jovencitos para sus amoríos pasionales o simplemente la relación homosexual a cambio de dinero u otras dadivas.

Un recorrido por el paisaje que ya no está y que añora. El recuento de los ranchos que estuvieron antes de las urbanizaciones y sus dueños. La transformación de lo rural a lo pretendidamente cosmopolita. Los lugares de la vida que cambian sin moverse.

El estilo narrativo de Vallejo en esta novela se puede asemejar a un hilo de pensamiento continuo y variante. Como se va dando el pensamiento humano. Y de sueños que muestran situaciones cambiantes de tiempo y lugar.

Los personajes poseedores de millones de recuerdos. Y de añoranzas de lo que fue y vivieron. También de lo que imaginaron.

Y el registro de los muertos. Finalmente se entiende el don de la vida cuando ésta llega a su límite: la muerte.

Un libro ágil de leer. Y hay que seguir leyendo hasta el límite de la vida.


Título: El don de la vida
Autor: Fernando Vallejo
Editorial: Alfaguara

Edición: Primera, marzo de 2010.

lunes, septiembre 30, 2013

La rosa de la China

La increíble historia de una princesa que llegó de Oriente para convertirse en la milagrosa Catarina San Juan,
la China Poblana

Catarina San Juan
en un grabado del siglo XVII


El México actual es la fusión de dos grandes culturas, la mesoamericana y la española, con todo el dolor que produjo la conquista. Además se han asimilado a la cultura nacional personajes de otros orígenes. Uno de esos personajes es Catarina San Juan, a quien se le reconoce como la China Poblana y cuya indumentaria trascendió y forma parte de la identidad mexicana. En esta novela Jaime Panqueva nos narra la vida de ese personaje y las circunstancias de su llegada al puerto de Acapulco en los inicios del siglo XVII.

Catarina San Juan nació en la antigua Delhi, capital de la India Prastha en 1609. Su nombre original fue Mirrha –amargura-. Desde su nacimiento se le vaticinó un futuro prodigioso, pero no en su tierra, sino en el Nuevo Mundo.

En el siglo XVII llegó una comitiva japonesa a la llamada Nueva España, el arribo fue por el puerto de Acapulco, surcando el océano Pacífico como lo hacía la Nao de China con las mercaderías del oriente, rica cerámica, sedas y otros productos que intercambiaban con los que se exportaban de la entonces colonia del Imperio Español. Esa comitiva visitó al virrey y luego partió a España, saliendo por el otro lado del continente embarcándose en el puerto de Veracruz.

En 1620 Catarina San Juan es raptada y esclavizada por piratas portugueses en un puerto de los dominios de su padre. Es trasladada a Manila y de ahí a Acapulco. Es así como llega a estas tierras americanas. A finales de 1621 Catarina está instalada en Puebla, en la casa del capitán Miguel de Sosa, cerca de San Francisco. El 4 de diciembre de 1624 muere De Sosa, en su testamento da la libertad a Catarina. Ella sirve a la viuda y cuando ésta se va un convento queda en tutela del clérigo Pedro Suárez. Éste casa a su criado chino Domingo con Catarina. Cito al autor:
“… El chino acepta sin entender y “proponiéndole la obligación del matrimonio”, Catarina se rehúsa. Nada consiguió con tratarla de “hechicera y bruja” ni con quererla matar, ni con enfermarse gravemente. Catarina fue inflexible. Nadie la creyó virgen y vivió “con la nota afrentosa de estéril y sin la corona de virgen en las humanas estimaciones…”

En 1640 Catarina hace una peregrinación a Cosamaloapan acompañada de Domingo. En 1644 muere Domingo en Veracruz. Catarina pasa a vivir con la familia Del Castillo y Altra. En 1680 Catarina exorciza el oratorio de los filipenses. Ese mismo año se creó en el Convento de Santa Rosa de Lima el mole poblano. El 5 de enero de 1688 murió Catarina San Juan. Fue enterrada en la iglesia jesuita del Colegio del Espíritu Santo, Sus confesores sostiene que no aprendió a leer ni a escribir.

En 1689 de se publica en Puebla la primera parte de Prodigios de la Omnipotencia y milagros de la Gracia en la vida de la venerable sierva de Dios, Catharina de San Joan. En 1690 se publica la segunda parte en la ciudad de México y en 1692 se publica la tercera parte. Estos Prodigios son prohibidos en España por la inquisición. En 1696 la inquisición mexicana ordena la confiscación de los Prodigios en todo el virreinato y la clausura del altar dedicado a Catarina San Juan.

Y nace la tradición. A la vestimenta de Catarina San Juan se atribuye el origen del traje de China Poblana.


Título: La rosa de la China
Autor: Jaime Panqueva
Editorial: Planeta
Edición: Primera, marzo de 2011.

jueves, septiembre 19, 2013

Morelos: la vida por la Independencia

Monumento a Morelos
en el jardín que lleva su nombre en Oaxaca de Juárez


¡Viva Morelos! Es uno de los gritos de arenga libertaria en las celebraciones mexicanas del 15 de septiembre que recuerdan el inicio de la larga Guerra de Independencia de México del dominio del Imperio Español. Pero ¿quién fue Morelos? Pregunta que nos podemos contestar leyendo esta breve biografía de la autoría de Pablo Moctezuma Barragán.

Al inicio del siglo XIX, entre los personajes más ilustrados de lo que entonces se denominaba la Nueva España se encontraban los sacerdotes, aún aquellos que estaban en pequeñas parroquias en el extenso territorio novohispano. Uno de esos párrocos de pueblo fue José María Morelos y Pavón. Él fue asignado como cura en los pueblos de Carácuaro y Necupétaro. Fue un cura de pueblo. Y para llegar a serlo fue preciso demostrar documentalmente que su origen era español, aun cuando hay indicios de sangre africana en sus ancestros, que se graduara de bachiller y como tal conocer la ciudad de México, capital, y realizar los profundos estudios en el Colegio de San Nicolás, cuando el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla era rector de esa institución educativa de la iglesia católica. Fue Morelos un ilustrado en su tiempo.

Iniciada la Guerra de Independencia, fuel al encuentro de su maestro Hidalgo, quien le asignó la tarea de organizar la rebelión en el sur y tomar Acapulco. Desde antes ese puerto del Pacífico ha sido importante para el comercio marítimo. Fue formando su ejército, iniciando con algunos de sus feligreses. No pasaban de cuarenta los miembros de su incipiente tropa y partió a liberación del sur y la toma de Acapulco. Para lograr su misión inicial fue incorporando a sus tropas a valientes patriotas entre los que destacan los Galeana y los Bravo, también Vicente Guerrero.

La lucha fue difícil. Destacan en su trayectoria militar su resistencia hasta romper el sitio que los realistas –defensores del reino- y la toma de la ciudad Nueva Antequera –ahora Oaxaca de Juárez-. Una de las casonas principales del centro histórico de esta ciudad ostenta una placa que recuerda la estancia de Morelos en ella y dice que en la misma redactó los Sentimientos de la Nación. Tal documento es la base para el ordenamiento jurídico de la nación independiente. A partir de éste y de la integración del Congreso de Anáhuac con representantes de las provincias en Apatzingán se promulga la primera constitución nacional denominada Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana.

El autor hace referencia a la situación que se vivió en aquel tiempo en España, especialmente la promulgación y luego derogación de la Constitución de Cádiz. Y en el contexto nacional la existencia de un grupo identificado como Los Guadalupes formado por personas de diversas condiciones y que clandestinamente apoyaron a los insurgentes, con información y recursos.

Morelos cumplió a cabalidad la instrucción de Hidalgo. E hizo mucho más. Liberó territorios, estableciendo en ellos autoridades de la república naciente y promulgando la libertad de todos los individuos. Es de destacarse su lucha por la eliminación de la esclavitud y de la igualdad de los hombres, independientemente de su origen étnico, por ello dictó órdenes para eliminar las castas, llamando a todos los nacidos en este territorio como americanos.

Traicionado siguió luchando. Protegió al Congreso perdiendo la libertad. Fue juzgado, excomulgado, degradado y martirizado. Soportó los tormentos de los representantes de la santa inquisición. Y se mantuvo firme a sus ideales de libertad para la América Mexicana. Fue fusilado en Ecatepec –ahora de Morelos-.

Morelos, párroco de pueblo, ilustrado, valiente, al frente de unos pocos y luego miles luchó por la Independencia. Por ello es de justicia el grito ¡¡¡Viva Morelos!!!


Título: Morelos: La vida por la Independencia
Autor: Pablo Moctezuma Barragán
Editorial: Morena, Mexteki y Sísifo
Edición: Primera, septiembre de 2013.


sábado, agosto 31, 2013

El general en su laberinto



Después de las largas, intensas e interminables jornadas de lucha, la vida del General Simón Bolívar llega a su ocaso y fin. El libertador de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela llega a la senectud y la vive intensamente. Es la historia novelada que nos narra Gabriel García Márquez, iniciando en Santa Fe y concluyendo en Santa Marta, surcando el río Magdalena en el año de 1830.

Fluyen los recuerdos de batallas largas e intensas. Fluye al agua en el río por el que va surcando la embarcación en la que va el General. Fluyen los sueños, los anhelos. Fluye la vida.

Entre los recuerdos de batallas, alianzas y traiciones, también fluyen los recuerdos de las mujeres que alguna vez tuvieron relación con el General. Fluyen relaciones intensas, repentinas, instantáneas y pocas duraderas.

En la guardia que lo acompaña también va Agustín de Iturbide, como uno de sus edecanes. El mismo que fue depuesto como emperador de México al inicio de su independencia.

Las fiebres, la tos, el insomnio, la fatiga intensa. La vida que se acaba. La atención de los médicos a quienes recibe no para su diagnóstico, sino para charlar. La hamaca y las sabanas húmedas de los sudores del General. Todo este ambiente recreado por García Márquez de manera fluida, con esa capacidad para transmitir hasta los olores.

Acompañado de pocos amigos, odiado por muchos de los nuevos países americanos liberados, así termina el General. Algunas de sus últimas noches fuero intensas, con una intensidad distinta a la de su juventud y madurez. Cito:
... Él no la tocó en toda la noche, pero le bastaba con sentir la resolana de su adolescencia. De pronto, al lado mismo de la ventana, el capitán Iturbide empezó a cantar: “Si la borrasca sigue y el huracán arrecia, abrázate a mi cuello que nos devore el mar”. Era una canción de otros tiempos, de cuando el estómago soportaba todavía el terrible poder de evocación de las guayabas maduras y la inclemencia de una mujer en la obscuridad. El general y la muchacha la oyeron juntos, casi con devoción, pero ella se durmió a mitad de la canción siguiente, y él cayó poco después en un marasmo sin sosiego. El silencio era tan puro después de la música, que los perros se alborotaron cuando ella se levantó en puntillas para no despertar al general. Él la oyó buscando a tientas el cerrojo.
"Te vas virgen", le dijo.
Ella le contestó con una risa festiva:
"Nadie es virgen después de una noche con Su Excelencia"
Se fue como todas. Pues de las tantas mujeres que pasaron por su vida, muchas de ellas por breves horas, no hubo una con la cual hubiera insinuado siquiera la idea de permanecer...

Seguramente la vida de Simón Bolívar fue intensa hasta sus últimos días. No hay evidencia de cómo fueron esos días y la recreación que hace García Márquez es imaginaria. Ya que como escribió Jorge Semprún: las novelas no son la vida misma, son mucho más. Y ésta es una novela que hay que leer para disfrutar.


Título: El general en su laberinto
Autor: Gabriel García Márquez
Editorial: Diana
Edición: Primera, segunda impresión, septiembre de 1989.