Éste es un conjunto de ensayos que pretenden explicar la situación económica y social que actualmente padece nuestro país. También son crónicas de lo visto a lo largo y ancho del territorio mexicano, en el recorrido de sus 2 478 municipios, de Tapachula a Tijuana y de Progreso a Los Cabos. Y varias reflexiones sobre el futuro de México, incluida la propuesta de cómo lograr el cambio que requiere la nación, con la participación de los más para beneficio de todos.
lunes, junio 21, 2010
La mafia que se adueñó de México... y el 2012
Éste es un conjunto de ensayos que pretenden explicar la situación económica y social que actualmente padece nuestro país. También son crónicas de lo visto a lo largo y ancho del territorio mexicano, en el recorrido de sus 2 478 municipios, de Tapachula a Tijuana y de Progreso a Los Cabos. Y varias reflexiones sobre el futuro de México, incluida la propuesta de cómo lograr el cambio que requiere la nación, con la participación de los más para beneficio de todos.
domingo, junio 20, 2010
Adiós Carlos Monsiváis
sábado, junio 19, 2010
José Saramago descansa en paz
martes, junio 08, 2010
Una autobiografía soterrada
Escribir analíticamente del pasado propio, cuestionarlo inclusive, es el ejercicio que nos regala Sergio Pitol en su más reciente libro autobiográfico. Es puntual en fechas, lugares y circunstancias en que va haciendo el recorrido por parte de su pasado. Éste, de manera recurrente, nos va acercando a la formación del escritor que intentó ser poeta.
Una extensa formación de Pitol como escritor está en sus lecturas. Nos presenta a escritores de Europa Oriental y Occidental. Destaca sus lecturas de Jorge Luís Borges y Alfonso Reyes. De Reyes afirma: “El maestro –porque también lo era- concebía como una especie de apostolado compartir con su grey todo aquello que lo deleitaba. Fue un paciente y esperanzado pastor que se propuso, y en algunos casos lo logró, desasnar a varias generaciones de mexicanos”. Ya no mas orejas de burro. Reyes nos muestra el camino, andando.
De él mismo en su juventud dice: “Me pasma el joven que he sido. Me es casi imposible creer que aquel joven fuese este anciano que con esfuerzo recuerda un capítulo tan lejano de su vida”. Y así, nos relata sus vivencias juveniles en La Habana, en un sitio muy concreto, el restaurante más antiguo de Cuba: La Zaragozana, y otros sitios como el Barrio Chino de La Habana. Y la música y la danza contagiosas de los isleños.
Es una autobiografía breve e intensa. Son las andanzas de un hombre que llegó a la cima. Un escritor que para serlo leyó muchísimo antes y sigue leyendo. Es un crítico de si mismo. No fue dramaturgo como quería y lo intentó. Es un gran traductor, narrador y ensayista.
La semana pasada, el martes 1 de junio, tuve la oportunidad de saludarlo en el Foro de Política Económica y Marginación de la campaña a la gubernatura de Dante Delgado. Allí me enteré de la presentación de su Autobiografía. Sergio Pitol es congruente. De lo poco que me dijo fue su preocupación por la salud de su entrañable amigo Carlos Monsiváis, al recordarle las palabras que en nombre de ambos leyó Monsiváis el 16 de julio de 2006, en defensa de nuestros votos, en el Zócalo de la ciudad de México.
Es un privilegio que Sergio Pitol viva en Xalapa. Y ande con esa sencillez de los grandes como él.
Título: Una autobiografía soterrada
Autor: Sergio Pitol
Editorial: Almadía
Edición: Primera, abril de 2010.
viernes, junio 04, 2010
Cien años de soledad
Tanto tiempo, tantas veces iniciada la lectura e interrumpida por ene razones o sinrazones. Finalmente he concluido la lectura de la mejor novela de Gabriel García Márquez y, a decir de los críticos, la mejor obra de la lengua española escrita en los últimos treinta años.
Úrsula. Amaranta. Rebeca. Amaranta Úrsula. Remedios. Remedios, la bella. Petra Cotes. Santa Sofía de la Piedad. Meme. Pilar Ternera. Y cuántas mujeres en ese paraíso que fue, sí es que existió, Macondo. José Arcadio. José Arcadio, el hijo. Aureliano. Melquíades. Gerineldo. José Arcadio Segundo. Aureliano Segundo. Mauricio. Aureliano, el hijo de Meme. Y todos los otros señores, jóvenes y niños que habitaron ese pueblo inventado por García Márquez.
Mauricio Babilonia el mecánico que se hizo enamorar y se enamoró de la mujer más culta del pueblo. El gringo que probó los plátanos y luego, con otros gringos, transformó los campos en plantaciones del fruto para exportar, transportándolo en trenes de cientos de vagones. Esos mismos vagones en que transportaron a los tres mil trabajadores de las plantaciones ya muertos al ser reprimidos para tirarlos al mar y no dejar ninguna huella ni recuerdo de la rebelión obrera.
Aparece de pronto Artemio Cruz, el célebre personaje de las novelas de Carlos Fuentes, por medio de uno de sus amigos. Y así la rebelión de los trabajadores de Macondo se ve influenciada por las ideas anarcosindicalistas de la Revolución Mexicana.
Todo es en abundancia en la narrativa de García Márquez. El tiempo de lluvia, las inmensas cantidades de bananos cultivados y exportados, las bacinillas para las setenta y dos niñas amigas de Meme, la que interpretaba música culta con el clavicordio. Mariposas amarillas. Hormigas por miles.
Las relaciones entre parientes. Los hijos e hijas nacidos de esas relaciones. La sabiduría de Melquíades. La tenacidad del coronel Aureliano y sus treinta y dos guerras al frente de los liberales. Su enclaustramiento posterior para hacer y deshacer cuartos de cientos de pescaditos de oro. La dedicación al estudio de Aureliano Babilonia y su pasión con su tía Amaranta Úrsula. Y el fin de la dinastía Buendía.
Y mucho más, demasiado, bastante, harto, abundante, excesiva, rebosante es esta genial obra de Gabriel García Márquez, a quien tuve la oportunidad de saludar, en el Gran Teatro de La Habana, el primer día de enero de dos mil nueve después de la cinco de la tarde.
Título: Cien años de soledad
Autor: Gabriel García Márquez
Editorial: Diana
Edición: Primera, 29ª reimpresión, junio de 2000.
Macondo: