Política.
Homosexualidad. Narcotráfico, Violencia. Corrupción. Y el uso faccioso de la
televisión, la radio y algunos medios impresos también. Son los elementos de la
más reciente novela de Enrique Serna, misma que presentó en la Feria
Internacional del Libro de Oaxaca este mes de noviembre.
El
Síndico del ayuntamiento de Cuernavaca es un prototipo excepcional de
honestidad. Piensa que su actuación honesta y de combate a la corrupción, junto
con su militancia de dos décadas en el partido de los clasemedieros,
preponderantemente católicos, son suficientes méritos para ser postulado a la
presidencia municipal. La realidad lo desmiente. E inician los sucesos,
inesperados algunos, programados otros, que lo llevan a conocer las entrañas
del poder político y su relación subordinada a los verdaderos dueños del poder:
los capos del narcotráfico y de otros delitos.
Paralelamente
a su actuación en la política de la ciudad que antaño fue tranquila, Jesús va
descubriendo su auténtico ser en cuanto a la sexualidad. Se separa de su esposa
y de su familia, con el consiguiente dolor por la falta de convivencia con su
hija e hijo. Una noche que inicia mal, para él se torna en descubrimiento. De
la parranda solitaria que inicia en un bar solitario del cual sale en busca de
sexo, en la calle se encuentra con Leslie. El travesti y él tiene una relación
para él desconocida hasta entonces. Fluyen sus recuerdos de adolescente en el
colegio católico cuando reprimió las sensaciones de lo que ahora vivía.
La
candidatura que busca se le niega. Repentinamente recibe un paquete de
documentos que muestran una parte de la corrupción del que es designado candidato,
la da a conocer y la política da un vuelco a su favor. Un emisario de una
organización criminal llega hasta su oficina a pedirle que se entreviste con su
jefe, le deja un maletín con muchos dólares sin que él se dé cuenta. Al
percatarse del maletín llama al emisario que ha salido de su oficina y aquel le
dice que es un regalo, insiste en rechazarlo y el emisario lo deja hablando
solo por el celular.
La
candidatura que se le negó le llega para suplir al candidato corrupto que él ha
denunciado. Prepara su campaña. Ésta transcurre en forma paralela a sus
encuentros a escondidas con su pareja. La campaña es difícil. Su oponente
derrama millones en regalos para comprar la voluntad de los electores. El
candidato del partido de los obreros e intelectuales y jodidos de siempre declina
a su favor mediante una negociación de posiciones. En el debate es exhibido
como receptor de dólares de la mafia mismos que utiliza en la compra de armas
para las guardias comunitarias, que va organizando en oposición total a su
partido, para hacer visible su oferta de recuperar la seguridad perdida. Su
candidatura se va en picada.
De
pronto, en la antevíspera de la elección, en un programa de espectáculos y
frivolidades en la televisión, su oponente del partido institucional es
exhibido como golpeador por su propia esposa, la misma que le atraía multitudes
en su campaña. La moneda queda en el aire. Y cae a su favor con una amplia
ventaja sobre su oponente. Es el presidente municipal electo.
Ese
mismo día se entera de la muerte de su pareja, que previamente lo había
abandonado. Va en busca de su cadáver. Es sorprendido por el gemelo de su
pareja, uno de los capos de la región. Es secuestrado y torturado. La marina
llega al rancho donde lo tiene secuestrado. Va muriendo y por su cerebro van
pasando los recuerdos del adolescente que fue, cuando reprimió sus sensaciones
extrañas y diferentes a las que él sabía era su sexo de nacimiento.
Sin
duda una novela que refleja parte importante de las circunstancias actuales en
que transcurre la vida en varias entidades de la república. Un libro ágil de
leer, con un lenguaje llano. Revelador por lo que muestra, de lo que pueden ser
o son las redes del poder en nuestro país.
Título:
La doble vida de Jesús
Autor:
Enrique Serna
Editorial:
Alfaguara
Edición:
Primera, noviembre de 2014.
Enrique Serna presentando su libro en la Fil de Oaxaca, 2 de noviembre de 2014
La
vida diaria en un pueblo de Europa del este con el Muro de Berlín en pie y, un
poco antes, la Segunda Guerra Mundial en curso y, al paso de los años, después
de la caída del Muro y la separación de los países bálticos de la Unión de Repúblicas
Soviéticas Socialistas –URSS-. Estonia es parte de los lugares donde transcurre
la historia que nos narra Sofi Oksanen en este libro que fue distinguido con el
Premio de la Mejor Novela Europea en 2010.
Al
fin de la segunda guerra mundial las fronteras se ubicaron en los límites de
los territorios que alcanzaron a dominar los principales protagonistas. Así
Estonia se integró a lo que fue la URSS. En uno de los pueblos, como en todos,
de ese país del este europeo quedó la herida de la guerra. Por otra parte, la
asimilación a la nueva forma de organización social para la explotación de la
tierra y la actividad económica en general tuvo resistencias que no siempre se
pudieron expresar con franqueza. Existió una lucha soterrada por lo nacional,
lo provinciano de esos lugares. También el espejismo de lo que se sabía sucedía
en el otro lado del mundo, del otro lado del Muro. Ese espejismo llevó a
familias a emigrar de manera ilegal. Berlín occidental era uno de sus destinos.
El
espejismo se torna en una cruda y adversa realidad. Una de las protagonistas arriba
a su nuevo destino con la ilusión del lujo: joyas, ropas caras, coches y mucho
dinero. Sí hay todo eso, pero no es para ella. Ella es retenida, esclavizada y
prostituida. Y entonces lo que busca hasta lograrlo es escapar. El paraíso no
estaba en Berlín. Con grandes dificultades puede regresar a su país. El
reencuentro es difícil. La vida es difícil.
El
mapa de Europa cambió varias veces a lo largo del siglo XX. Al final de éste
sus límites entre países quedaron más o menos como están ahora. Estonia tiene
fama de ser tierra de mujeres bellas. Y tiene una historia de guerras,
invasiones y mucho olor a cebolla.
Un
libro que ayuda a entender qué ha pasado del otro lado del mundo.
Título
original: Puhdistos
Título:
Purga
Autora:
Sofi Oksanen
Traductor:
Pirkko Huurto
Editorial:
Salamandra – Almadía Edición: Primera en México, abril de 2012.
Sigue
siendo un déficit de nuestra educación la formación de ciudadanía, consciente
de sus derechos, pero también de sus responsabilidades con la colectividad. Ésta frase de la penúltima página del texto de este libro
sintetiza mucho de lo que falta para una transición a la democracia en Oaxaca.
Víctor Raúl Martínez Vásquez nos reseña y analiza en este libro los años
vividos en la sociedad oaxaqueña para llegar a la alternancia en el gobierno
del estado y el muy incipiente inicio de la transición democrática que muchos
anhelan y sus múltiples dificultades en el seno de una sociedad multicultural,
pluriétnica y con un conservadurismo autoritario muy enraizado en sus cúpulas
de poder
En los antecedentes del primer capítulo se
relatan los sucesos que hicieron posible la alternancia en el poder ejecutivo
federal en el año 2000, después de más de siete décadas de un mismo partido en
el poder político. La decepción con que terminó el primer gobierno de
alternancia y la agudización en el segundo periodo del PAN que conservó la
titularidad el poder ejecutivo federal de forma cuestionable. Y, de muchas
maneras, la ausencia de una transición a la democracia que muchos mexicanos
reclamamos y que hemos buscado de manera pacífica, mediante los votos.
En Oaxaca tuvo que pasar una década más
para llegar a la alternancia en el gobierno del estado. Los dos gobiernos
previos –doce años- son señalados por su autoritarismo y ejercicio
patrimonialista del poder, acuñando para su identificación el término “gobernadorismo
autoritario”, a semejanza de como se llegó a identificar la forma del ejercicio
de la presidencia de México con el término “presidencialismo”. El abuso en el
ejercicio del poder, de las decisiones y del uso de los recursos públicos que
corresponden a la Nación – a todos-
Según el autor para lograr la alternancia y
la transición fue condición indispensable la coalición de los partidos
opositores al régimen, aún con sus declaradas posiciones ideológicas distintas
y contrarias. No había otra manera es la conclusión del autor. Y por ello fue
necesaria la coalición de los partidos Acción Nacional, de la Revolución
Democrática, del Trabajo y Convergencia –ahora Movimiento Ciudadano- para reunir
los votos necesarios y ganar la gubernatura de manera pacífica. Por ello
también, sigue explicando el autor, fue necesaria una plataforma política
conjunta y candidaturas de diputados y presidentes municipales coaligados, repartiéndose
las candidaturas entre los partidos coaligados.
Parte importante fue la designación del
candidato Gabino Cúe Monteagudo, por su trayectoria electoral previa, después
de abandonar el Partido Revolucionario Institucional –en el que, si no militó,
si figuró en puestos gubernamentales en el estado y en la federación-,
presidente municipal de la ciudad de Oaxaca de Juárez, candidato con alta
votación y derrotado mediante fraude electoral en la elección para gobernador
en 2004 y senador de la república electo por mayoría en 2006. Así este
personaje se vuelve el candidato que aglutina voluntades y es designado para
encabezar la coalición que llega a triunfar en la elección para gobernador en
2010. Dándose así la alternancia en Oaxaca. Como parte de ella, una mayoría
coaligada en el Congreso del estado y presidentes municipales de los mismos
partidos en los principales municipios de la entidad. Se da la alternancia
anhelada.
El autor muestra su gran admiración por
Gabino Cué Monteagudo. El mismo título lo hace ver así. La realidad es que fue
el personaje más destacado para esa alternancia. El mayor mérito está en los
más de 700 mil ciudadanos que sufragaron por él confiando en sus promesas de
campaña.
La difícil transmisión del poder ejecutivo.
Por cierto, el autor no cita que el gobernador saliente no acudió a la sesión
del Congreso para la toma de protesta del nuevo gobernador. Aquí también lo
dejaremos como uno de los innombrables.
Y ya instalado el nuevo gobierno, las
primeras pifias. El nombramiento de varios secretarios de despacho que no
reunían los requisitos de la legislación que recién había aprobado la nueva
legislatura, mismos que fueron saliendo del gabinete. Luego la inclusión en el
gabinete de personajes del antiguo régimen, con sus formas propias de ejercicio
del poder autoritario. Y para completar el gabinete la inclusión de personajes
de partidos y organizaciones sociales como cuotas de poder por el apoyo en
campaña. No se valoró el perfil para todos los cargos. Resultando un gobierno errático,
sin coordinación y por lo mismo ineficaz.
Vuelta al principio o casi a éste. Si bien
se logró la alternancia no se ha dado una transición a la democracia. Los
actores responsables son muchos: Funcionarios del gabinete del gobernador que
él debiera retirar ejerciendo su autoridad y proponiendo a nuevos responsables
al Congreso; dirigentes de partidos y organizaciones sociales o empresariales
que actúan en cargos de gobierno como representantes de sus respectivas
organizaciones y no de un cargo para servir al pueblo todo. Del lado de la
sociedad la efervescencia continua de movilizaciones gremiales y de otras
organizaciones en demanda de sus propias reivindicaciones, estorbando el tránsito
mediante el bloqueo de vialidades o accesos a dependencias públicas y en los
más críticos casos la actividad comercial de establecimientos en plazas y el
centro histórico.
En una revisión rápida del plan de gobierno
se contrasta el poco avance con lo que se dijo que se realizaría. Las
expectativas promovidas fueron muchas y son necesarias. La capacidad de logro
del gobierno se ve mínima. Se señala falta de eficacia en el ejercicio del
servicio público de muchos funcionarios. Es cierto. También es cierto que el
gobernador es el señalado como quien no cumple. Puede resolverlo con una
renovación de su gabinete para que su gobierno sea eficaz en sus propósitos escritos
en el plan de desarrollo. La historia sigue transcurriendo.
Una postal muestra en la antepenúltima y
penúltima páginas del texto el hartazgo de estas movilizaciones. Cito:
La
sociedad observa y se cansa, se empiezan a dar nuevas protestas por las
protestas. El caso de José Azcona quien en la ciudad de Oaxaca, hastiado de que
reiteradamente los manifestantes le impidan el acceso a su negocio de
reparación de llantas con bloqueos, protestó desnudándose. “Yo también soy
pueblo” decía su cartel en la mano, mientras exhibía su desnudez.
Tiene razón el autor cuando señala la falta
de educación ciudadana. Son más de tres décadas perdidas y de deterioro de la
educación básica por el prolongado conflicto de los maestros con el Estado.
Señala el autor en una autoporra –es actualmente director general del CECyTE-
que hay una pequeña mejoría en la educación media superior. Y más de cuatro
décadas de deterioro de la educación universitaria. No solo es en la escuela
donde se forman los ciudadanos, es en la familia, la comunidad, la sociedad,
los medios. La educación formal es fundamental y no avanzamos como se debiera.
Lo que no podemos aceptar es que la
transición, con todas las grandes dificultades que implica, no se logré. Y
regresé el autoritarismo que ya conocimos y que no queremos.
Cuando asumió el poder ejecutivo del estado
el gobernador Cué, yo vivía lejos de aquí. Ese día 1º de diciembre de 2010 al
cruzar el río Pánuco de norte a sur pensaba en que en Oaxaca se iniciaba una
nueva etapa de la vida pública. Al llegar a mi vivienda busque el discurso de
toma de posesión del entonces nuevo gobernador. Escribí y publique en mi blog de opiniones:
Sobrio. Conciliador. Propositivo.
Reflexivo. Esperanzador. Descriptivo. Elocuente. Estos serían los adjetivos
merecidos del discurso con que Gabino Cué Monteagudo asumió el mandato que el
pueblo de Oaxaca le otorgó mediante la mayoría de los sufragios. Y dijo que
gobernará obedeciendo.
La sobriedad ya se ve y huele a chocolate
en el renovado portal de Internet del Gobierno de Oaxaca. Y se siente la
tibieza del clima de allá en el canal de You Tube del mismo gobierno. Un
gobierno que inicia comunicándose por Twitter y Facebook.
La mayor grandeza del pueblo de Oaxaca se
esconde tras su pobreza. La humildad, la sencillez, la mirada de los oaxaqueños
exigen cambios. Con éstas o similares palabras habló del reclamo de justicia y
progreso.
Bosquejó su plan de gobierno. Presentó un
conjunto de reformas que pretenden fortalecer a los poderes Legislativo y
Judicial, así como al Ejecutivo. Aseguró que no permitirá la impunidad. Y
ofreció aplicar justicia, no venganza. Que prevalezca la ley será la ruta de su
gobierno. Así lo declaró.
Elogió la creatividad de las mujeres y
hombres de Oaxaca. De cómo tejen sus sueños y hacen del barro su expresión de
anhelo de progreso. Llamó hermanos a los descendientes de los pueblos
originarios, los indígenas olvidados de la modernidad y del bienestar. Habló con
orgullo del color de las artesanías, del sabor del chocolate, de la delicia del
mezcal y afirmó que en Oaxaca se le puso sabor al mole.
Evocó a los próceres oaxaqueños: Benito
Juárez, Porfirio Díaz, Ricardo Flores Magón y José Vasconcelos.
Hoy inicia una nueva etapa histórica de
Oaxaca. La esperanza permanece.
El
beneficio de la duda:
En su gabinete incorporó a la ex candidata
a la gubernatura por el Partido Nueva Alianza, Irma Piñeyro Arias, sempiterna
priísta y luego panalista, como secretaria general de gobierno. ¿Será esta una
señal a la maestra Elba Ester Gordillo Morales? Ratificó a la procuradora que
acompañó a Ulises Ruíz Ortiz –quien mostró su verdadero rostro autoritario al
no presentarse a la ceremonia de transmisión del poder ejecutivo, no es
demócrata- ¿qué se pretende son esta ratificación, qué no huya con las pruebas
de los delitos que debió investigar y procurar su castigo? Su vocera es la otra
ex candidata a gobernadora por el Partido Unidad Popular, que con su sectarismo
le hizo el juego al PRI en 2004 y en 2010. Al tiempo tendremos las respuestas.
El 1 de diciembre de 2000 los mexicanos
presenciamos la asunción a la presidencia de la Repúbica por un ciudadano
electo por una mayoría relativa, con inmensas esperanzas de cambio, aún para quienes
no votamos por él. A diez años del suceso no se vio el cambio ofrecido. Otra
década perdida, al sumarse cuatro años de desgobierno espurio.
Hoy en Oaxaca resurge la esperanza. Sí
Gabino Cué Monteagudo, quien fue electo por la mayoría absoluta de los
sufragantes, hace como gobernador lo que dijo hoy ante el Congreso de Oaxaca,
presidido por una mujer indígena –Eufrosina Cruz Mendoza-, será reconocido por
las mujeres y los hombres de esa tierra: Corazón de México. Y será un excelente
prospecto para el relevo presidencial que sucederá el 1 de diciembre de 2018.
Los días, los meses y los años nos traerán
las respuestas. Hoy hay esperanza. Y ésta dura hasta que se acaba.
Así lo escribí. Y de nuevo lo comparto.
Título: Gabino Cué Monteagudo: Alternancia
y Transición en Oaxaca
Autor: Víctor Raúl Martínez Vásquez
Editorial: Instituto de Investigaciones
Sociológicas de la UABJO
Edición: Primera, agosto 2014. Discurso de Gabino Cué al cierre de las casillas electorales el 4 de julio de 2010: Agradezco a Víctor Raúl Martínez Vásquez el autógrafo en su libro el día que lo presentó en el Teatro Macedonio Alcalá:
México duele. Guerrero duele. Iguala de la Independencia duele. Ayotzinapa -el pueblo sede de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos- duele. La vida perdida de tres estudiantes normalistas el 26 de septiembre de 2014 duele. Duele la desaparción de cuarenta y tres estudiantes normalistas detenidos por la policía de Iguala la noche triste del 26 al 27 de septiembre. ¿Dónde están?
El colectivo Ojo Ambulante de jóvenes de San Luís Potosí colocó en el portal de You Tube un vídeo con la secuencia fotográfica de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos. En off se alternan voces de jóvenes que dan voz a Julio César Mondragón, asesinado y desollado por la policía criminal y sus cómplices que le arrebataron la vida. Esa voz -esas voces- nos dicen:
Estoy tirado en el suelo. Se nota donde enterraron el cuchillo y me cortaron la cara. Se me ven los dientes. En vez de rostro hay carne expuesta y te atormentan dos huecos donde deberían de estar mis ojos.Mis compañeros me estuvieron buscando y me encontraron convertido en símbolo. Quisieron arrebatarme de los míos, robarles la memoria para matarme, para borrarme y desaparecerme ahora sí y para siempre. Quisieron convertirme en su crimen, su amenaza, su muñeco de espantajo y amedrento, pero yo vivo.Vivo cuando mi madre llora y susurra mi nombre con la voz entrecortada. Vivo en el funeral repleto de amigos y amados, multitud doliente que con su mera presencia refuta el terror y declara que entre ellos vivió alguien, un joven que conocieron y al que veían y querían ver, un ser que sigue siendo querido en su dolor, en su cariño y en sus recuerdos. No el crimen atroz en que quisieron convertirme.Vivo en una lagrima de rabia, en un puño alzado, en un paso firme que marcha sobre el enemigo. Vivo en tu resistencia. Vivo en tu protesta. En tu compromiso y en tu esfuerzo. Júrame que no te rindes, ¡pero júramelo a los ojos! Mira la carne y la sangre y los huesos en que me dejaron, y ve la mirada fija de quien una vez fui. Estudiante. Normalista. Hermano.No me olvides, porque si me olvidas ellos ganan. Si me confundes con eso que dejaron en el suelo sólo seré un torturado más y eso mismo quieren ellos. Ellos que me esperaron, que me buscaron, que me persiguieron y me ultrajaron para que dejara de ser humano, pero que no pudieron. Ellos que sirven a la muerte y aplastan la inocencia y la confianza del pueblo pobre para que se calle, para que aguante, para que se deje matar; pero que no pudieron.Porque el rostro que se llevaron es mío, pero la carne que dejaron es de todos, y estos huesos también son tuyos y estos ojos también te faltan. Mi gente me llora y mi pueblo hoy se esconde, pero cuando salga a reconquistar las calles no podrá, por más que intente, ya no podrá ser un pueblo inocente. No será un pueblo que confía. Será fuego, luz, estruendo y viento. Será el ejercito redentor, el huracán que arrasa los escombros para que venga el futuro. Será la muerte alada y justiciera que sostiene la razón y empuña despiadada las armas para imponerla. Mi pueblo será el implacable regreso de la justicia y de la historia.No podemos aceptar que éste y todos los crímenes contra los pobres de México sigan impunes.
Una fusión de novela policiaca y
surrealismo en un pueblo de la huasteca es este libro de lectura muy ágil. El
autor –Élmer Mendoza- logra una buena mezcla del género de novela que ha
escrito y nos introduce al surrealismo en la obra del excéntrico inglés Edward James.
En una capital del noroeste de México, un
día un joven atiende una llamada telefónica que estaba contestando su madre. Le
dicen del otro lado de la línea que tienen secuestrado a su padre. La vida le
cambia de súbito. Tiene que reunir varios millones de dólares. Y su madre
permanece desmayada con la impresión de la llamada que no escuchó completa.
Del noroeste a la huasteca potosina. Ya en
esta región, de Tamazunchale a Xilitla. Y
allí la gran espera. Negociaciones y sorpresas. Y de un libro que toma en el
restaurante del pequeño y modesto hotel va leyendo la historia de la estancia
en ese pueblo del célebre inglés Edward
James. Lee y espera a que los secuestradores se comuniquen con él.
La fantástica historia del surrealista
inglés le va interesando. Se hunde en la lectura y así su espera es menos tediosa.
Luego algunas coincidencias de lo que va leyendo con lo que le va sucediendo le
generan mayor interés en lo que lee. Visita el jardín escultórico construido bajo
el patrocinio y dirección de James y
se va sorprendiendo más y más. Las negociaciones con los secuestradores siguen.
Y a veces se encaminan a posibles escenas surrealistas. Hasta que se da el
desenlace.
Desde que atiende la llamada de los secuestradores
hasta que concluye el secuestro de su padre y es liberado, el protagonista va
viviendo circunstancias que lo hacen madurar hasta casi el heroísmo.
Sin duda el autor encontró con esta novela
una excelente manera de fundir el género policiaco que ha desarrollado y por el
que es ampliamente conocido con la historia del arte. Un buen artificio. Me
recuerda una frase de Jorge Semprún en su libro autobiográfico Adiós, luz de
veranos: Las novelas no son la vida
auténtica, son mucho más.