miércoles, mayo 08, 2013

México 2010, diario de una madre mutilada




¿Qué sucede cuando una madre recibe la noticia de que su hija ha sido agredida y muere? Sin duda inicia un dolor intenso y permanente, que no tendrá alivio en el resto de la vida. Por medio de su diario, la maestra Ester Hernández Palacios nos va entregando postales que describen su vivir a partir del momento en que recibe el aviso de la agresión a su hija y luego su muerte.

La vida trascurría tranquila en la capital veracruzana. Ya se percibía en el ambiente la violencia criminal que azota varias regiones de México. La noche del 8 de junio de 2010 todo cambió. El hito fue el aviso que la autora recibió por el teléfono. Su hija estaba herida. Al llegar al hospital a tratar de verla, se enteró que había muerto.

Con una magistral pluma, Ester Hernández Palacios va describiendo su vivir a partir de esa noche que le trasformó la vida. La universidad, los estudios, los postgrados, todo el conocimiento es muy poco para hacer frente al dolor de la pérdida de su hija. Sus familiares y amigos la reconfortan. La sociedad se indigna y sale a la calle. Hay una exigencia de justicia. Y la justicia no llega.

Pasan los días y las semanas. Van pasando los meses. Y pasarán los años. El dolor sigue allí. Nada lo aliviará.

Conocí a la maestra Hernández Palacios -Doctora en Letras Modernas y académica de la Universidad Veracruzana- al recibir una clase de su parte: El movimiento estridentista en las letras. Su amplio conocimiento de la literatura y en particular del tema hizo amena la clase. Y pasaron algunos años.

Junto con centenas de xalapeños, acompañé a los familiares de la maestra en la exigencia de justicia. Al inicio de una marcha del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, saludé a la maestra. Le mostré nuestra solidaridad. Escuchó en silencio y dijo: se lo agradezco. Y marchamos portando la gran manta con la leyenda: ¡Justicia para tod@s!

No conocí a la hija de la maestra Hernández Palacios. Conocí a una niña que al paso de pocos años fue compañera de escuela de mi hijo menor. El año pasado, al poco tiempo de mudarnos de Xalapa supimos de su muerte trágica, la asesinaron. Hace pocas semanas fuimos a visitar a su mamá y a su papá, nuestros amigos. El dolor que viven no tiene alivio. También conocí allá a una señora de edad avanzada, muy trabajadora ella. Su hija, que algunas veces vimos, fue secuestrada y asesinada. Acompañamos a la señora y tratamos de consolar a sus nietos que quedaron huérfanos. El dolor de la pérdida de la hija, también madre, lo vimos inmenso. Y no hay alivio.

Tres mujeres asesinadas, dos de ellas madres, dejaron en sus madres inmenso dolor. Lo más grave es que los crímenes en que murieron no han tenido castigo. Prevalece la impunidad como telón de fondo a la ola de violencia que se incrementó por la aplicación de la política pública denominada “Guerra a la delincuencia organizada”. La justicia sigue esperando. Y el dolor no tendrá alivio.

¿Cuántas madres mutiladas, por el asesinato de sus hijos, va dejando esa política gubernamental? Ya debe terminar.


Título: México 2010, diario de una madre mutilada
Autora: Ester Hernández Palacios
Editorial: Ficticia
Edición: Primera, junio de 2012.

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