martes, diciembre 14, 2010

José Martí


Ayer, bajo el nublado cielo de Xalapa, fue develado el monumento erigido en homenaje al procer cubano y latinoamericano José Martí, en el camellón central de la Avenida Xalapa.

Presidieron el evento, el presidente municipal de Xalapa -David Velasco Chedraui-, el secretario de gobierno -Gerardo Buganza Salmerón-, representando al  gobernador de Veracruz, el embajador de la República de Cuba en México -Manuel Aguilera de la Paz-, el consul de la República de Cuba en Veracruz -Alcides de la Rosa del Toro-, la viceconsul -Patria San Román- y el presidente del Instituto de Relaciones Culturales Mexicano - Cubanas "Flores Magón- Mella" -Wilfrido Sánchez Márquez-.


Todos, al unisono, exclamamos:

Cultivo una rosa blanca
En Junio como en Enero,
Para el amigo sincero,
Que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni ortiga cultivo
cultivo una rosa blanca.


Previamente la maestra Gloria Sánchez Hernández expresó en un documentado  y emotivo discurso las  razones del homenaje al héroe nacional de Cuba y procer de Latinoamerica (texto completo abajo).





Concluyó el embajador de la República de Cuba realzando los lazos de amistad que unen a cubanos y veracruzanos. 

 


Mensaje del
Instituto de Relaciones Culturales
Mexicano - Cubanas "Flores Magón - Mella"
pronunciado por la maestra Gloria Sánchez

            Señor Gobernador del Estado, Excmo. Sr. Embajador de la República de Cuba en México, respetable presídium, distinguido público, muchas gracias a cada uno de ustedes por su presencia en esta ceremonia.
            
José Martí, el filósofo, reflexiona: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida” y añade que “Hasta muertos, dan ciertos hombres luz de aurora”.
            
He aquí la justificación del acto que nos congrega.
            
El Instituto de Relaciones Culturales Mexicano-Cubanas “Flores Magón-Mella”, fundado hace 32 años durante los que ha venido cumpliendo con su tarea sustantiva de difundir los valores culturales de los dos países hermanos, tiene el beneplácito de concretar en este día una acariciada aspiración: que en la capital del Estado, la Atenas Veracruzana, el Maestro de América, José Julián Martí y Pérez, tenga un espacio público dedicado a su memoria, de la misma manera que héroes mexicanos son honrados en parques y paseos  de Cuba, su país de origen. Gracias al Honorable Ayuntamiento por su apoyo, gracias a la Regidora Dulce Ma. Dauzón por dar seguimiento hasta la conclusión del proyecto y gracias al señor Mariano Muro Rojas quien, en moldes cubanos, con sus manos mexicanas y su amor, produjo la escultura que pudimos adquirir los miembros del Instituto.
            
El folleto que les hemos entregado, toca algunas de las múltiples facetas de nuestro homenajeado, el poeta, el educador, el libertador, el antiimperialista, el defensor de la mujer… Él nace en La Habana, hijo de padres españoles, el 28 de enero de 1853 y le toca vivir cuando Cuba no se independiza aún de España; por lo que desde su adolescencia, cuando comprende la injusticia del coloniaje, dedica todos los días de su corta vida: 42 años, a denunciar lo insoportable, lo que la dignidad no tolera, y a prepararse en el estudio del Derecho, la Filosofía y las Letras y en el terreno mismo de la realidad americana: al vivir en México, Guatemala, Venezuela y Estados Unidos y conocer al imperialismo e interpretar las razones que provocan la injusticia, la desigualdad, el oprobio y el sufrimiento de las mayorías empobrecidas en Nuestra América: negros, mestizos e indios principalmente.
            
Siendo un pacifista: “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”, las circunstancias lo impelen a organizar a los cubanos libertarios residentes en el exterior, así como a los residentes en Cuba, en el Partido Revolucionario Cubano, con el fin de emprender “La Guerra Necesaria”, que es decir la lucha armada que conduzca a la ansiada independencia, pues “es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos”. “Los malos no triunfan sino donde los buenos son indiferentes”… ya que “Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres, ésos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que roban a sus pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres, van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana”, y “… si un pueblo su dura cadena no se atreve a romper con sus manos, puede el pueblo mudar de tiranos pero ser libre nunca podrá” aunque “No hay tirano que afronte a un pueblo en pie”. 

Muere en combate sin conocer el desenlace de su titánica labor, mas deja una obra escrita que la posteridad ha recogido como herencia cultural y revolucionaria de todos los tiempos. 
            
Recordemos un poco de su estancia en México. El joven abogado de 22 años llega a Veracruz por barco el 8 de febrero de 1875, procedente de España, para reunirse en la ciudad de México con su familia, que lo espera con la amarga noticia de que una de sus hermanas, Mariana Matilde, ha muerto mientras él cruzaba el Atlántico. “Gobernaba México don Sebastián Lerdo de Tejada, quien había asumido el poder a la muerte de Benito Juárez”. “La República daba sus primeros pasos disfrutando de sus paréntesis de paz de las Guerras de Reforma, la Ocupación Francesa y la Caída del Imperio de Maximiliano”. Gracias a la mediación de Manuel Mercado, el amigo mexicano de quien siempre hace gala Martí, se contacta con el núcleo literario de México, con la realidad mexicana, con los hombres de la Reforma, con la masonería y el pensamiento liberal, que es el suyo… Conoce y convive con Guillermo Prieto, ex Secretario de Juárez, con el poeta indio Ignacio Manuel Altamirano, con Ignacio Ramírez “El Nigromante”, con Juan de Dios Peza y Justo Sierra, entre muchos otros, conoce a Rosario, quien con soltura se desenvolvía de manera singular dentro de los rígidos conceptos feministas de esos años, bella mujer que inspiró el célebre Nocturno de Manuel Acuña. 
            
Martí inspirado le escribe:
            En ti pensaba, en tus cabellos
            Que el mundo de la sombra envidiaría,
            Y puse un punto de mi vida en ellos
            Y quise yo soñar que tú eras mía.
            
Amor pasajero que terminara en una bella amistad. 
            
Martí se integra maravillosamente a la intelectualidad de la época, ingresa al Liceo Hidalgo, escribe en “La Revista” sobre diversos temas: literatura, política, el indígena, los conflictos con Estados Unidos, la situación de Cuba, las ambiciones calladas del clero, las huelgas obreras y los temas económicos sobre proteccionismo y libre cambio, también obras de teatro y crítica de arte. Era pues “un mexicano más”.
            
Emocionado quien vive la República en tanto en su patria prevalece la esclavitud, escribe: “México, en este día en que el sol de tu gloria reverbera, déjame que tremole tu bandera, ¡Yo que no puedo tremolar la mía!”  

También conoce aquí a la cubana que sería su esposa.
            
En 1876, Lerdo es declarado reelecto como resultado de las votaciones del mes de junio; José Ma. Iglesias, presidente de la Suprema Corte de Justicia, desconoce la reelección mientras Porfirio Díaz derrota a las fuerzas del gobierno, éste se desmorona y cunde la anarquía. Lerdo y sus ministros parten al exilio y Díaz entra el 23 de noviembre a la capital de la República enarbolando la bandera de la “no reelección”… 30 años después, él continúa en el poder.  

Martí ya no encuentra clima propicio para permanecer en México, pues había sido fiel a la causa Lerdista y la dispersión lo entristece.
            
Decide partir a Guatemala en 1877, dejando un cúmulo de escritos aclarativos sobre su posición política.
            
Vuelve para casarse con Carmen Zayas Bazán e Hidalgo en la ciudad de México y regresa a Guatemala. De ahí a Cuba, de donde es nuevamente expulsado, pasa a España, luego a París y después a Nueva York, adonde cumple tareas diplomáticas y es prolífica su producción literaria, periodística y organizativa para la independencia de Cuba.
            
Dieciniueve años transcurren desde su partida y su correspondencia con amigos no se interrumpe, como su colaboración en la prensa nacional se mantiene constante.
            
Regresa al México añorado para fortalecer su causa después de visitar varios puntos de la Unión Americana, Centroamérica y el Caribe… Enfermo, sostenido sólo por el ideal inquebrantable, viaja llevando la voz de la patria cautiva.
            
Conferencia con quienes tiene que hacerlo, en la capital y en el puerto de Veracruz, donde también visita a su colega Salvador Díaz Mirón, entonces preso y comparten poemas.  
            
El 18 de mayo de 1895, víspera de su muerte en combate, en el campamento cubano de Dos Ríos escribe ¿a quién si no? a su amigo mexicano Manuel Mercado, la última carta donde explica el por qué de su lucha, documento que pasa a la historia como su testamento político… 
            
La “Generación del Centenario” de su natalicio, retoma en Cuba el camino del maestro, realiza la transformación social más profunda y humanista del Continente y ahora sus ideales se van alcanzando porque: “… las almas honradas se entienden sin hablarse, y se aprietan para resistir, y vencerán al cabo!” ya que “perder una batalla no es más que la obligación de ganar otra”, y “Al corazón se le han de poner alas y no anclas”…  “Yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”… “Mientras haya escuelas de pié, no habrá pueblos de rodillas”. “La felicidad existe sobre la tierra; y se la conquista con el ejercicio prudente de la razón, el conocimiento de la armonía del universo, y la práctica constante de la generosidad”, “El gobierno de los hombres es la misión más alta del ser humano, y sólo debe fiarse a quien ama a los hombres y entiende su naturaleza”. 
           
También nos dice:
            “…Como el corazón es casa para los recuerdos, el monumento es casa para los héroes”. 
          
Maestro Martí, prócer admirado:
            
Esta es también tu casa, ubicada muy cerca de la Benemérita Escuela Normal, fundada por liberales como tú, la que a pesar de la embestida neoliberal del presente, gracias al decoro de sus hijos se mantiene enhiesta.
            
También te rodean centros universitarios de prestigio que estudian y preservan las culturas de los indios que tanto defendiste…
            ¡
Que la fronda de estos árboles y las flores de Xalapa embellezcan con sus colores y perfumen con su aroma tu presencia entre nosotros!
            
¡Gloria eterna a todos aquellos que como tú, como Juárez y como Bolívar, dieron su vida por construir la gran patria americana, digna, unida e independiente!

Muchas gracias.


La obertura estuvo a cargo de un ensamble orquestal de Xalapa. Interpretó Siboney del maestro cubano Ernesto Lecuona.





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