Vuelta
Me creía sabio aunque no había cumplido treinta años. Bajo el sopor de julio los brazos en alto recordaban a gimnastas. Pero nadie sonreía: las consignas desafinaban el inminente repique de campanas.
La plaza volvía a ser nuestra: no íbamos a tolerar otro saqueo. Demasiadas décadas de agravios -zumbidos del sesenta y ocho- agitaban la memoria. Un fraude sarnoso, descastado. La tarde previa el mastín del gobierno había anunciado la “caída del sistema” y el triunfo irreversible de sus cómplices.
Como cada seis años.
Se sucedieron protestas y denuncias.
Nos dejaron vociferar sin encararnos: la represión, habían aprendido, los hubiese sepultado. Optaron por el soborno, sobrias amenazas y fuegos de artificio. La televisión impuso su silencio y nuestro candidato al fin llamó a la calma (y aun así habrían de morir más de cuatrocientos militantes).
A principios del ochenta y ocho decidí irme, ahogado por el asco.
Pasé quince años recluido en la docta indiferencia del experto. Emory, Cornell, Harvard: allí escapé del tiempo, acumulé mujeres y abandonos, rumié mi asco en artículos, papers y siete libros de análisis político.
El asco hacía mi patria, sus hienas y fantasmas.
Años después cayeron las torres y el limbo se transformo en cuartel. Brotó el miedo, la delación, la paranoia: todos culpables salvo prueba en contrario. A continuación, la venganza.
La invasión de Oriente.
Por eso he vuelto. Con mi despecho a cuestas. Con mi asco.
Volver. Otra mentira.
Éste es uno de los breves textos de la poesía en prosa o postales de reflexión reunidos por Jorge Volpi en este libro. Son como fotos instantáneas de lo vivido, de las alegrías, de las tristezas. Algunas con el color de las emociones, otras en sepia con algo de nostalgia. Un texto en blanco y negro que nos muestra parte del pensamiento del autor. Cómo ve Volpi lo que ha acontecido en el mundo, cómo el imperio destruye un país lejano, del Oriente. Imagina o ve la vida en Irak bajo las batallas.
En el texto reproducido aquí -Vuelta- está ilustrada la huella que le dejó la contienda por la presidencia de México en 1988, cuando el candidato de centro izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, postulado por el Frente Democrático Nacional, fue despojado del triunfo electoral por el candidato impuesto por el Partido Revolucionario Institucional, Carlos Salinas de Gortari, aliado con Acción Nacional y toda la fuerza a la que servía y sirve. Fue el miércoles 6 de julio de 1988, única jornada electoral entre semana en los tiempos modernos. La historia en breve.
Título: El jardín devastado
Autor: Jorge Volpi
Editorial: Alfaguara
Edición: Primera, octubre de 2008.
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