domingo, mayo 24, 2009

Duelos y quebrantos


Contar, platicar, compartir, develar, y otros verbos aplicables, es lo que hace Ermilo Abreu Gómez en este libro suyo. Es parte de su autobiografía. Desde Mérida, luego el puerto de Progreso en la Península de Yucatán, hasta la capital de la República, pasando por el puerto de Veracruz van las andanzas que nos narra el autor.


Un joven en busca y al encuentro del futuro. En Veracruz le toca, por coincidencia en sus días de estancia, la llegada del cadáver de Amado Nervo, procedente de Argentina donde murió siendo embajador. Dice Abreu:


Anochecía casi cuando bajo un cielo plomizo se destacó en el horizonte el barco tan ansiado. Otros dos lo escoltaban. La gente enmudeció. La hora, de veras, era solemne. Los ojos estaban fijos en los barcos que lentamente se acercaban: eran como monstruos grises aplastados sobre el agua. Apenas si se movían. De pronto, en el momento en que los buques entraron en la bahía una bandada de golondrinas voló sobre ellos: hizo evoluciones rápidas y graciosas y se perdió a lo lejos. Fue como si por milagro aquellas aves hubieran querido dar la bienvenida al poeta.


Describe sus impresiones de su arribo a la gran ciudad. Como se fue relacionando con los capitalinos. Su primer trabajo como inspector del Ayuntamiento (ahora Jefatura de Gobierno). Su labor en el archivo donde tuvo acceso a documentos importantes e históricos. Su relación con algunos de los intelectuales de la época. Su paso por diarios y revistas de entones, como reportero, cronista y articulista.


Un libro escrito en lenguaje ameno y fácil de seguir. La vida en vecindades del centro de la inmensa urbe. La solidaridad de los vecinos, la indiferencia de algunos. Describe cómo sobrevivió de la epidemia que azotó a la humanidad, cito:


Para más amolar, por esos días, Paquita (su esposa) y yo caímos víctimas de la influenza española que entonces azotaba la ciudad como epidemia. Por dos semanas no pudimos movernos de la cama. Cuando me bajaba la calentura, haciendo un esfuerzo, iba a la cocina y calentaba una taza de té para Paquita o le preparaba un atolillo de maíz. No había otra cosa. A su vez, cuando ella se sentía mejor, me hacía alguna infusión de no sé qué. Ella tenía sus recetas. Don Prudencio, de cuando en cuando subía a visitarnos. Una vecina gorda y de ideas lúgubres, como para darnos ánimo en aquel trance, nos decía: -Pos sí, hoy enterramos al señor del veinte. Ustedes lo conocieron ¿verdad? Era aquel del abrigo negro…


Vaya consuelo.


¿Cuántas obras que se están escribiendo ahora y se escribirán en el futuro citarán la influenza, primero porcina, luego humana, A/H1N1 que se padece por estos días.


Ermilo Abreu Gómez es conocido por tu libro Canek, donde aborda a partir de un hecho real la sensibilidad el pueblo maya. Maestro de Letras. Catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México. Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua Española. Fue militante del Partido Comunista Mexicano.


Un día, hace pocas semanas, caminaba por la Alameda en el centro histórico de Oaxaca de Juárez, donde se expendían, sobre el piso, un gran conjunto de libros. Entre esos estaba éste de Abreu Gómez. Su manufactura es rustica, hubo que cortar las hojas en sus dobleces para separar las páginas. Cuando era infante, ví algunos libros así. Éste duró 50 años en encontrar un lector. Estará en mi pequeña biblioteca, así quien lo encuentre sabrá cómo eran los libros hace medio siglo.



Título: Duelos y quebrantos

Autor: Ermilo Abreu Gómez (1894 – 1971)

Editorial: Ediciones Botas

Edición: Primera, 1959.


1 comentario:

Clarice Baricco dijo...

Un buen descubrimiento en tu caminata.
Me gustan tus reseñas literarias.

Abrazos.

PD. En cuanto al enlace de la radio, precisamente, donde dice en mi texto, Radio Libertad, ahí dale click y te lleva al enlace. Las palabras que aparezcan en otro color, son enlaces.
De todos modos aquí te lo dejo y muchas gracias.

http://www.diariolibertad.org/radio/index.html